jueves, 29 de diciembre de 2016

cap 33

El Saint Francis era una antigua institución que venia demostrando su eficiencia desde mas de 100 años. Su método disciplinario casi no tuvo cambios desde que se impuso y fue quien propulso al Internado a ser el mejor y mas elitista del país. Todo el personal escolar estaba comprometido con su causa, y el proceso de selección era minucioso. Hasta las sirvientas y jardineras habían sido escogidas minuciosamente. Por eso, contaba con 2000 alumnas de prestigiosas familias que habían depositado su confianza en esta institución. El nombre y el método de Saint francis era bien conocido por la zona e incluso en el país. Si bien, para la época las nalgadas eran algo común en los hogares, en los colegios no lo era tanto. Los colegios solian tener como castigo predilecto los azotes en las manos, y las nalgadas eran rara vez usadas como un plus humillante. Saint Francis sin embargo era bien conocido por hacer que sus alumnas sientan las llamas del infierno en sus posaderas. Eso hacia que, junto a otros factores, el Internado a pesar de ser, junto al instituto saint francis el mejor centro educativo del país, fuera solamente destino de las hijas problemáticas de padres adinerados. A medida que fueron demostrando su eficiencia las reglas fueron cambiando levemente. Si bien el instituto tiene primaria y secundaria, el internado solo acepta jovencitas de 15 años hasta la elevada edad de 21. Casos como Rhonda y Jessica suelen ser realmente los mas comunes y frente a los cuales el personal esta preparado. De sus 2000 alumnas se pueden sacar las siguientes estadísticas basadas en los informes de las Dorm Mom. El 20% de las alumnas consigue el uniforme de ocio el lunes y hacia el miércoles solo se da el 50%. Y el 20% de ellas va al purgatorio al menos una vez al mes. Eso son aproximadamente 400 alumnas por mes. Es natural asociar que por eso las filas solian estar siempre llenas. No todas las Dorm mom eran inclusive tan pacientes, y para alumnas tan rebeldes a veces lo único que las escarmentaba era una visita al purgatorio. Y sumado a eso a veces, grupos grandes eran detectados cometiendo alguna infraccion y eran rápidamente enviados. Habia días de mas cola que otros y el dia que les toco a Annie y Amy era de los de mas cola. Mientras esperaban nerviosas su turno y veian la larga fila, notaron a Jessica parada a unas 3 alumnas del lado de la fila izquierda a ellas. Notaron también, que además de ser vigiladas por otra monja (Que no permitia a ningúna hablar), había chicas hasta en uniforme de Natacion. La razón es simple, Quienes sean vistas sin sus listones son inmediatamente llevadas al purgatorio. Habia muchas, por ejemplo en uniforme de gimnasia. De distintos tamaños y edades, aunque las mas grandes eran un poco mas comunes. Capaz tantos años de estricta disciplina hacia que quieran revelarse mas que las mas pequeñas. Algo si era común en todas, el miedo y los nervios, lo cual generaba un ambiente muy lúgubre en el lugar.
- Me hago pis… quiero irme. – Mintio Annie, sintiendo nuevamente el miedo apoderarse de ella.
- Tenes prohibido hablar y salir – Contesto la monja.
Lo que supuestamente iba a ser algo rápido se volvió un proceso lento y tortuoso. Hasta querían ser castigadas para que tanta espera termine. Jessica, quien iba adelante, se decidio con anterioridad a ir también. Sin embargo a medida que se acercaba a la primer puerta escuchaba del lado de afuera, el ruido a nalgadas y los gemidos de las chicas, sintiéndose atemorizada. Annie y Amy se abrazaron a si mismas apenas sucedió lo mismo y Jessica pronto ya entro dejándolas a Annie y Amy frente a la puerta. Avergonzada se quito sus calzones frente a la orden y se puso a hacer fila junto al resto, mientras veía a una chica patalear en las piernas de una monja. Sorprendida noto que nalgueaba realmente fuerte. Y se veía muy doloroso por como gemia. LA chica parecía intentar controlar su reacción, sin excito. Comenzo a sentirse mas nerviosa e impaciente. “Unas nalgaditas no son nada..” se dijo a si misma mientras la fila avanzaba lentamente, y la chica era enviada sobándose a la siguiente habitacion. Aunque la sensación era confusa… ¿ser nalgueada en las piernas de una monja? No recibia un castigo asi desde sus 8 años. Sus padres siempre la hacían recostarse en la cama para el cinturón. Recuerda que dolia mucho pero no tanto como el cinturón. Aunque cuando fue Ortiz quien la nalgueo hasta logro convencerla de cambiarse al uniforme de novata. Finalmente termino observando frente a suyo, una nalgueada a cola desnuda. Las nalgas temblabas como gelatina con cada fuerte impacto e iban adquiriendo color rojizo. La chica se retorcia e intentaba taparlas, y la mujer le daba la orden de quitarlas, o las trababa a ella misma. Asustada vio como Stella ya entraba al purgatorio lista para comenzar con ella apenas terminaran con la anterior. Jessica sacudió su cabeza y se dijo “No va a ser nada”.
Por su parte, Amy y Annie esperaban su sentencia siendo las primeras en la fila frente a la puerta. Finalmente las hicieron pasar.
- Vamos, apúrense!!- Las apuro las monjas, y avergonzadas entregaron sus calzones.
- Que vergüenza… tengo miedo…- Se quejo Annie mientras escuchaba los gritos y azotes.
- En silencio jovencita, no es un juevo aquí. – regaño una de las monjas. Annie se quedo cabisbaja y Amy apretó fuerte su mano.
- Esa… no es Jessica…?- Murmuro Amy viéndola a punta de recostarse en las piernas de Stella.
- ¿Otra nalgueada sobre las piernas…? – Protesto Annie en voz muy baja, refiriéndose a la vez con la directora. Al menos ahora no eran las únicas que iban a ser castigadas asi.
Jessica, finalmente frente a Stella titubeo antes de obedecer la orden. Pero las monjas la apuraban, y no se animo a averiguar que pasaría si continuaba resistiéndose. Se sintió tonta mientras se acercaba, pero por su cuenta se recostó en las piernas de la gran mujer. La nalgueada comenzó rápidamente, y con mucho mas fuerza de la que esperaba. Claro esta, sus nalgas ya estaban rojas de todos los castigos que ya había recibido.
“Lo rojas que están… no va a aguantar el cane…” Penso Stella e intento ser un poco mas compasiva. Sin embargo no era necesario nalguearla fuerte para hacerla gemir. Jessica, orgullosa, intento no gemir y patalear como las otras chicas que vio en su lugar. Sin embargo se descubrió pataleando igual que aquella vez que cuando tenia 8 años. Se esforzó sin embargo en no sacudirse ni intentar taparse como las demás. No iba a demostrar que tan tonto castigo le dolia en realidad.
- Lo roja que tiene Jessica su cola….- Murmuro Amy.
- Y mira como llora…- Menciono Annie.
- Niñas, Silencio!!- Ordeno una monja que las alcanzo a escuchar. Finalmente Jessica se fue sobando a la próxima habitacion.
“Eso fue fuerte… mierda… como duele…” Penso Jessica sorprendida. Abrio la puerta y la cerro. Se quedo un poco pensativa por la nalgueada que le dio Madre Stella. Claramente no necesitaba de la vara para poder darle una lección. Si Ortiz podia someterla, seguro Stella también podría. Mientras pensaba eso, en dos segundos las dos mujeres de la habitacion la estaban desnudando.
- Eh? – Protesto Mariela.
- Sin chistar. – Se quejo una de las mujeres.
- Silencio. – Ordeno la otra. Termino desnuda y tapándose los genitales. - ¿Qué pasa? – Protesto. Finalmente las mujeres la tomaron y le pusieron el mameluco de castigo. Confundida fue enviada a la siguiente habitacion a formar fila con las demás. Noto rápidamente a las demás chicas en mameluco de castigo al igual que ellas, y el humillante letrero en la cola que sentenciaba “Arrepentimiento en proceso”. Chequeo su propio mameluco, notando que ella también lo llevaba. El mameluco le quedaba relativamente bien. Solo que le quedaba un poquito chico en los senos, y definitivamente apretado en la cola. Se volteo a ver y noto que hasta con el mameluco abotonado, sus nalgas rojas se veian. “No puedo creer que este usando esto…” Protesto Jessica.
De parte de las gemelas, la situación no se veía mejor. Estaban a una chica de su turno. Ya hasta sentían que cada nalgada les dolia a ellas, mientras veian los fuertes azotes caer en las nalgas de su compañera, y a ella gemir y sacudirse.
- Ortiz. Tu turno. Ahora vienen las gemelas. – Dijo Stella.
- Mi turno? – Pregunto Ortiz asombrada.
- Tu eres mucho mas sensible que yo. Se que haras un buen trabajo. – Contesto Stella.
Ortiz no pudo ocultar su entusiasma. Se fue hacia ellas, mientras las veía temblar de miedo con Annie escondiéndose detrás de su hermana.
- Vamos Amy, a ver si con esto aprendes a no portarte tan mal. – Ordeno Ortiz y vio como la cara de Amy se ponía roja de vergüenza. Luego la vio trepar con dificultad hasta sus piernas. Era como tener una muñeca, la podia mover con muchisima facilidad, si la inclinaba mucho, sus piernas no tocaban el piso o sus manos. Levanto su falda, y pudo ver sus blanca colita a la espera de una buena nalgueada. La orden a las Dorm Mom era darles solo una calentada de cola a las alumnas, para prepararlas para el cane. Sin embargo Ortiz quería aprovechar para darles una lección extra. O al menos eso se justificaba. Comenzo a nalguear levemente a Amy, y noto que eso era bastante para hacerla gemir de dolor. Con las mismas técnicas que uso con Jessica, la sometio, impediendo que tape su cola, y teniéndola en posición. Con la diferencia de que con Amy no era necesario hacer ningún esfuerzo. Pronto estaba dándole una buena y dolorosa nalgueada, mientras Amy pataleaba y sollozaba a moco tendido sobre sus piernas mientras pedia disculpas. Extasiada por el placer de al fin cumplir lo que tanto deseaba, Ortiz le dio una buena azotaina.
Mientras Annie observaba el espectáculo, no podia evitar sentir vergüenza ajena. O propia. Despues de todo, eran gemelas idénticas, y sabia que ella se veria igual durante su propia nalgueada. O peor, si eso acaso era posible. Amy pataleaba y lloraba igual que una niña pequeña, y Annie sabia perfectamente que ella era la mas resistente de ambas. Su pequeña colita apenas parecía resistir los fuertes y dolorosos azotes que Ortiz le encajaba enérgicamente. Al finalizar, Amy se fue haciendo su danza característica hacia la próxima habitacion y fue el turno de Annie.
Afortunadamente para ellas, en los vestuarios tenían mas privacidad, a diferencia de recién, donde todas las alumnas a castigar vieron el espectáculo de lagrimas de Amy. Adolorida y avergonzada, sintió como de repente era desnudada. Quienes se encargaban del lugar, tenían la única misión de encargarse de que las alumnas salgan de ahí usando el mameluco que mejor les quede. Para acelerar el proceso, lo elegian basándose en las medidas de ante mano, y se lo ponían apenas entraba una. Solo si una entraba totalmente dispuesta a desnudarse y cambiarse rápidamente la dejaban cambiarse sola. En un instante, Amy termino en mameluco de castigo por eso, y en la próxima habitacion.
Mientras tanto, ante la primer orden de recostarse, Annie comenzó a llorar. Lentamente se recostó, e intento taparse la cola, cuando Ortiz levanto su falda. Luego de varias nalgadas e intentos fallidos, Annie termino exponiendo su colita rosa. Ortiz se encontraba extasiada de haberla nalgueado a Amy. Fue muchísimo mejor que con Jessica, tal como ella lo esperaba. Pudo sentirlo todo, la humillación, el dolor, la vergüenza, el miedo y finalmente la resignación. Se dio cuenta de que no solo nalgueaba muy fuerte, si no que con ella en su regazo estaba servida en bandeja y a su merced. Con conocimiento de esto, y tentada por el placer planeo una buena nalgueada para la pobre niña que estaba en su regazo.
Comenzo palmeando levemente su trasero, y viéndolo como débilmente, movia su trasero de un lado para el otro con cada azote y la veía de reojo con sus ojos llorosos. Sintio excitación al verla, y le dio un sonoro azote.
- Ahora vas a aprender tu lección de todo lo mal que te portaste!!- Exclamo y comenzo dándole sonoros y dolorosos azotes en sus pequeños muslitos. Annie comenzó a patalear y sacudirse e intento taparse, Ortiz fácilmente la trabo con excesiva facilidad y continuo la nalgueada.
-Ay ay no mas porfavor no mas porfavor.
- ¿No mas? Quiero que prometas que no volveras a portarte asi de mal!!- Dijo dándole una fuerte y dolorosa palmada en todo su trasero. Con su cara roja como un tomate, sabiendo el espectáculo que estaba dando Annie titubeo. No quería que la vieran prometer algo tan vergonzosos. Sin embargo Ortiz rápidamente continuo nalgueando a su “muñequita” hasta que los llantos y suplicas volvieron.
- Hasta que no prometas ser niña buena y no volver a portarte mal no terminare contigo!- Ordeno. Annie titubeo, pero luego de unas nalgadas dijo: Esta bien, esta bien!!
- Esta bien nada, repite exactamente: Sere niña buena y no me volveré a portar tan mal.
Annie pudo escuchar un par de risas ahogadas. Avergonzada se quedo callada, pero la dolorosa nalgueada continuo hasta que finalmente exclamo: Sere niña buena y no me volveré a portar maaaaal!!!

Ortiz la hizo ponerse de pie, y Annie hizo, al igual que su hermana, la danza de la colita hirviendo. Con la diferencia de que ella lo hizo muriéndose de vergüenza, conciente del espectáculo que estaba dando. De una nalgada, paso al siguiente cuarto.

1 comentario:

  1. Ay me encanta, me encanta. Hasta me puse nerviosa yo, imaginé los nervios de Annie, pobreciitaaa.

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