Mientras las Madres se iban a la oficina,
solo se escuchaban latidos de corazón. Annie y Amy de vez en cuando se
limpiaban las lagrimas, mientras sentían el sudor recorrer su cuerpo por el
incomodo vestidito. Finalmente ambas monjas llegaron, con dos sillas, y 2
bandejas. Y maíz.
La directora Stanford, había leído el
minucioso informe de cada castigo y cada elección. De ahí era fácil concluir
que castigo odiaba mas cada pupila. Obviamente el que menos elegian. Rhonda y
Jessica solo elegian castigos corporales. En cambio a las gemelas, era un poco
confuso. A veces elegian nalgadas, a veces rincón, y no mostraban una
preferencia por ninguno. Ortiz remarco su comportamiento infantil, lo difícil
que era para ambas permanecer en el rincón quietas, y lo sensibles que eran sus
colas. La directora, rápidamente reconocio que para dos chicas de su edad,
tenían apariencia de niñas y esto seguramente generaba burlas de sus
compañeras. Basandose en los informes, la directora eligio un castigo para cada
una de las pupilas.
Primero, a Rhonda, la llevo hasta la pared
mas alejada de la habitacion. La bandeja la lleno de Maiz, y la obligo a
arrodillarse en el. El maíz se incrustaba en las rodillas de Rhonda, mientras
ella tomaba sus brazos, obligándola a poner las manos en su cabeza. Tomo una
moneda, y moviendo su cabeza, la obligo a poner la nariz contra la moneda.
- Se cae la moneda y te quedas mas tiempo.
Piensa en todo lo que hiciste. –
Palabras crueles, sin duda, para una
persona que ha hecho tantas cosas.
Luego fue el turno de Jessica, quien
nerviosa esperaba.
- A ti que te gusta tanto jugar a
rebelarte, vamos a darte un castigo ejemplar.
Nuevamente, lleno la bandeja de maíz,
obligándola a arrodillarse.
- Estira tus brazos. – Le ordeno. Jessica
no se animo a desafiar a la voz autoritaria. Ella puso una biblia en cada una
de sus manos y otra en su cabeza. Luego le dio ordenes precisas a Ortiz.
Alzo su vestido, exhibiendo su trasero y la
dejo ahí posicionada, viendo al pasillo, donde estaban las otras 4 chicas. La
situación era totalmente humillante para ella. Pero la directora daba tanto
miedo como para que jessica lo soporte sin chistar.
- Ortiz, tu te encargaras de ella. Debera
rezar 20 padres nuestros como penitencia. Si baja los brazos, dale un fuerte
azote con la vara y hazla contar de vuelta, si se cae una biblia también. Y
asegúrate de que agradesca cada azote. Jessica, cuando te corrijan diras
“Gracias por corregirme Madre Ortiz” y comenzaras de cero. ¿Supongo que podras
con solo 20 padres nuestros no es asi?
- S-Si… Ahh…
- Entonces empieza. Madre Ortiz, si no
agradece su disciplina, la azotas de vuelta.
Jessica comenzó a rezar con dificultad.
Pero el Maiz dolia como el demonio, mantener el equilibrio era dificilísimo, y
sus brazos ya comenzaban a doler. No alcanzo a rezar el primer padre nuestro
que sintió el primer doloroso azote.
-
Ayyy
-
Esas manos mas levantadas.
Jessica se
tambaleo, y cuando iba a comenzar a rezar, sintió otro doloroso azote.
-
Y debes dar las gracias!!!
Jessica rápidamente se enfureció, pero
conteniéndose respondió: Gracias por corregirme Madre Ortiz – Y continuo
rezando.
Por ultimo, era el turno de las gemelas
quienes temblaban de miedo. Stella y Stanford se sentaron en las sillas.
Stanford tubo muy en cuenta el historial de
ambas. Mas que nada, el hecho de que tendían a hacer una lo que hace la otra. Y
que al estar acostumbradas a ser castigadas juntas, podían resistir mas
castigo.
-
Se bajan esos calzoncitos hasta
la rodilla ya mismo!!
-
S-Si!!- Exclamaron ambas y
temerosas lo hicieron.
-
Asi que andan desobedientes,
flojas, caprichosas… se nota que aun son dos niñitas.
Naturalmente
esto molesto a ambas, mientras Alice y Jessica intentaban disimular la gracia
que les dio.
-
Por eso, van a ser castigadas
como lo que son. Aun no son señoritas como para que se las pueda tratar como
tales. Les vamos a dar unas buenas nalgadas como las niñas pequeñas que son y
luego de eso se van al rincón. ¡¡Ahora se recuestan sobre nuestras piernas ya!!
– Las regaño Stanford, igual que a unas niñas.
Avergonzadas
ambas terminaron en las piernas de la directora de y de madre Ortiz. Ambas las
dirigieron para que terminen, cara con cara, con algo de espacio para que no
choquen sin querer. Eran tan pequeñas, que a duras penas alcanzaban a tocar el
piso en puntas de pie. Si su cuerpo estaba demasiado inclinado hacia algún
lado, pues sencillamente el otro ya no alcanzaba el piso.
Mariela,
mientras observaba toda la situación, sentía una dolorosa excitación. Por
dolorosa, me refiero al hecho de la culpa que le daba sentirse asi al ver a sus
compañeras en esa situación.
Inmediatamente
levantaron el vestido y la crinolina de las chicas, exhibiendo sus pequeños
traseros, rojos por los azotes de la vara. Mariela sentía que se iba a desmayar
al verlas.
“Es verdad… son
muy pequeños. “ Penso la directora, al verle la cola a Annie, a quien tenia
recostada en su regazo. Annie dio sus manos a Amy para que la contenga, y
rápidamente comenzó la nalgueada. Las pobres chicas lloraron como bebes frente
a sus dos compañeras, mientras las otras pupilas soportaban sus tediosos
castigos también.
Fue una rápida y
dolorosa nalgueada que dejo a ambas sollozando.
-
Ahora se paran y se van cada
una a su rincón. Se quedan quietitas, con las manitos entrelazadas adelante, y
su nariz entre las dos paredes. Bien derechitas. Veo que una sola se mueve, y
vuelvo a nalguearlas. Y sin sobarse!- Ordeno.
Ambas chicas obedecieron,
y con sus calzones en las rodillas, caminaron como pingüinos hasta el rincón.
Al principio, lloraron
tranquilas, pero apenas se tranquilizaron, el aburrido rincón se volvió tedioso
para ambas. Habia sido un dia demasiado extenuante para que Annie no se quede
dormida y Amy rápidamente comenzó a sentirse inquieta.
-
Niñas, de vuelta, vengan aquí.
-
De vuelta???
-
Si!! Ya demostraron que son
niñas que no pueden quedarse quietas en el rincón. Ahora no demuestren que no
pueden obedecer cuando saben que se ganaron otro castigo. Vuelvan ya.
Resignadas,
adoloridas y llorosas volvieron a su posición, para otra dolorosa nalgueada.
-
Fuiste tu?
-
Nooo… AYYYY…. -
El castigo, fue terrible para las 4.
Jessica habrá rezado como 100 padres nuestros hasta que su castigo termino. Y
las gemelas fueron 2 veces mas al rincón. Si una de las dos se movia y no se
mantenía en perfecta posición, ambas eran castigadas de vuelta. Era una
nalgueada rápida y dolorosa, a mano, de unos 50 azotes. Lo peor era la
frustración y humillación de demostrarles que no podían cumplir un castigo
ordenado. Cuando Rhonda volvió del rincón, también lloraba.
Finalmente había 2 chicas sollozando
desconsoladamente, y 2 lagrimeando cuando la directora se fue.
-
Ya casi termina el dia chicas.
– Dijo Ortiz, al ver como la mitad de su habitación había sido castigada.
-
Niñas, súbanse los calzones.
Ahora hay que darle el informe a sus padres. – Ordeno Stella. Pero sintió
empatía a ver las pobres chicas.
-
Vamos al baño… asi se arreglan
y se lavan la cara. –
Las llevo ahí
donde todas intentaron arreglarse. Fue difícil para las gemelas dejar de
llorar. Finalmente, les dieron a ambas un vaso de agua para que se
tranquilicen. Esperaron unos minutos para que las 6 se tranquilizen, antes de
que las lleven para que le entreguen el informe a sus padres y la foto mensual.
es precisamente ese tipo de castigos de las gemelas que me parece mas humillante
ResponderEliminaroh no pobres gemelas, pero creo que asi ya no se portaran mal y evitaran perder su ultimo liston :)
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