- Asi que ahí
estas. Te estuve buscando. – Dijo un hombre, canoso, en traje negro.
Rhonda se sintió
intimidada y avergonzada de ser vista en esa situación. Salio de su pequeño
mundo blanco y rosa, y volvió a ser la chica que era siempre.
- ¿Qué queres?
- Tu padre me
envio, para ver como estas. Y por lo visto estas bien. Debo quedarme hasta que
me den el informe de tu comportamiento. – Menciono el hombre de traje.
- Bueno,
informale de mi parte que ni piense que voy a estar encerrada aquí mucho
tiempo. –
- Segura? – Dijo
el. – No creas que este lugar es una prisión… Pero el uniforme de Saint Francis
es muy bien conocido en la zona. ¿Pensas escapar? Terminarias en el purgatorio.
–
“Sabe del
purgatorio…. Leyo las reglas…” Penso.
- Si, me
informe. Tambien se que se te exige un comportamiento impecable, y que por eso
no me estas intentando golpear.
- Las veces que
lo hice fueron justificadas Damian. – Se quejo.
- Si tu crees
que se justifica golpear a alguien que le ordenaron averiguar sobre ti…-
- No voy a dejar
que me abandone en este basural!!
- Ay nena!!-
Dijo y le tomo los hombros. – Deja de intentar revelarte al mundo.
- Sueltame o
llamo a las monjas!!-
El la solto y
continuo: Sabes lo que costo inscribirte aquí?
- Si, lo se. Son
todas niñas mimadas. Me di cuenta el primer dia.
- Pues si tienes
en cuenta lo que le paso a tus compañeros, tu también eres una niña mimada.
- Que te….!?- Protesto
Rhonda. Pero enseguida se contuvo. El hombre se sento en uno de los asientos.
- Tu padre
decidio que te quedes aquí. No va a cambiar de opinión. Si intentas escapar,
cuando te atrapen volveras aquí. Deberias resignarte.
- Ya… me
resigne. Solo que no me sale hacerlo…- Suspiro cabisbaja. Vio sus gigantescos
moños al hacerlo. “Asi se sentían las niñas…?” Penso. Sintio sus ojos llenarse
de lagrimas frente a esa infancia que nunca tuvo.
- Aquí te darán
la educación que nunca tuviste. Y finalmente dejaras las drogas. Te
endereceras. Se que las medidas son extremas pero se que lograran enderezarte.
-
- Callate!-
Protesto, y se tapo la boca.
- Sabes… que
podría contarle a las monjas de tu desubicación.
- N-No se lo
cuentes… Lo siento.
- Aprende a
valorar lo que tienes. Es algo que te va a servir toda tu vida…. Ahora tienes
el Saint Francis. Valoralo por ti, no por tu padre. – Dijo.
Rhonda comenzó a
lagrimear un poco, se lo limpio con sus guantecitos sin preocuparse de que se
manchen. El hombre la vio, pero no le dijo nada. Solo espero.
Mariela por su
parte, se había alejado de sus sofocadores padres. Pero tenia alguien peor, su
hermano.
-
Ayyyyyyyyyyy!!!- Se quejaba, mientras el no dejaba de apretarle los cachetes
apenas se distraía. – Ya déjame!!!- Protestaba pegándole.
- No puedo
evitarlo. Te ves tan tierna hermanita…- Bromeo. Roja como un tomate, bajo su
cabeza. El la abrazo y dijo: No te deprimas. No creas que a mi me va mejor en
el colegio militar.
- Como saberlo…
al menos no te visten como niña.
- Que exagerada.
Ni que fuera tan malo. Aparte sabes? Por alguna razón te veo mas contenta que
las veces que me dejaban ir a tu casa.-
Mariela se
encogio de brazos y luego vio a las gemelas.
- Mira, alla
están las gemelas. – Dijo, sonriendo.
- Son tus amigas
no?
- Mis amigas…..
- Si, por algo
sonreís.
Ambas estaban
aburridas y apenas la vieron a Mariela, se acercaron corriendo a verla.
- Marie aca
estas!!!- Dijo Amy.
- Te estábamos
buscando. Estamos aburridas. – Dijo Annie, y luego se dio cuenta de que su
hermana no lo dijo al mismo tiempo que ella. Y rápidamente se dio cuenta por
que.
El hermano de
Mariela, era alto, de tez blanca, de pelo negro y ojos como los de su hermana.
Tambien llevaba anteojos. Amy, al verlo, sintió una fuerte sensación que
fácilmente se confunde con el amor.
- Hooooola…. Es
tu hermano? Holaaaa, soy Amy …
- Como te
llaaaaaamas???- Pregunto Annie entusiasmada.
“Mierda…”
Protesto Amy. A su hermana siempre le gustan los mismos que a ella.
- Soy Robert. Y
ustedes supongo que son Annie y Amy hastur no es asi?
- Wooooow, Como
supiste? -
- Esta escrito
en nuestra ropa… Tontas…- Se quejo Mariela señalando su nombre en su vestido.
- Jajajaja… es
cierto…- Se sonrojaron las dos.
Mariela odiaba
cuando las chicas se comportaban asi con su hermano. No creo que las gemelas
fueran de ese tipo de chicas. Ambas comenzaron a comportarse muy servicialmente
con el hasta el punto de volverse un poco sofocantes. Cada cosa que el decia la
festejaban de forma obvia, o riéndose, o asombrándose, de lo que sea.
Mariela,
molesta, se quejo.
- Perdonalas…
son muy hiperactivas. Pero son muy simpáticas.
- Si, son dos
nenitas re tiernas. – Dijo el.
-
Nenitas?!Tenemos 15 años!!- Protesto Amy. Y luego se dio cuenta de que Annie
estaba abrazando el brazo de Robert.
- Soy una nenita
re tierna? En serio. Awww, gracias. Si queres puedo ser tu hermanita menor…
Siempre quize un hermano mayor.- Insistio Annie.
Mariela se dio
un facepalm y Amy protesto – ANNIE!!!!
- Que!!! En
serio quiero un hermano mayor… Aparte si estamos aca y ya piensa que somos
nenitas…. –
- Jajajaja…Esta
bien, podes ser mi hermanita menor. Pero en juego eh?
- Wiiiii, yo
también!!!???- Insistio Amy dándose cuenta que estando en el saint francis
nunca podrían ser algo mas que una hermana menor. De todas formas, hermana
menor es lo máximo que han sido de un chico hasta ahora. Y eso incluyendo a
Robert.
- Jajaja, tu
también. Tengo hermanas gemelas. – Bromeo.
- Puedo sentarme
en tus piernas hermanito? – Insistio Amy. Annie la vio con cara de bronca,
mientras ella le encajaba la crinolina a Robert, intentando sentarse en sus
piernas. Repentinamente ambas gritaron luego de un doloroso tiron de orejas.
- Niñas… Espero
que recuerden bien, que sucederá si cometen un comportamiento impropio. ¿No es
asi?
- S-Si Madre
Stella. – Respondieron preocupadas ambas, esta vez si al unisono.
- Pronto será el
discurso, y la entrega de notas. Vuelvan con sus padres.
- S-Si!!!-
respondieron, y se fueron corriendo con ellos.
- Y no corran!!-
Les grito mientras se alejaban.
Mientras Mariela
se agarraba su cabeza, Robert se reia.
- Es verdad son
muy graciosas. Me recuerdan a ti cuando eras una niña.
- Por que?
- Tambien eras
hiperactiva, cariñosa y habladora. Y usabas calzones semanales como ellas. Que
gracioso que sigan usándolos. ¿En verdad tienen 15?
Roja como un
tomate Mariela respondio:
- S-Si…. Son de
mi clase… P-Pero… cuando…-
Mariela estaba
punto de preguntar cuando se los vio, pero luego pensó que la pregunta era muy
tonta.
Mientras tanto
Jessica era invadida por las preguntas de su molesta hermanita menor, Cintia. -
- Es verdad que
tienen una maquina de nalgadas?
- No.
- Es verdad que
te sientan en una estufa?
- No.
- Es verdad que tenes que pedir permiso para comer?
- No!!
- Wow, en verdad
has cambiado. – Dijo su hermana mayor, Diana. – Ya no hablas con insultos, y
hasta soportas las preguntas de Cinty.
- Conosco… dos
que son mas insoportables. – Bromeo Jessica.
- Ay hermanita,
y vas a ir a la universidad católica. Hasta me das envidia. – Dijo con cierta
malicia.
- Me estas????- Protesto
Jessica. Pero inmediatamente se contuvo. Su hermana sentía bronca de que hallan
gastado tal fortuna, solo para evitar que una mocosa estupida no “se desvie por
el mal camino”. El simple hecho de tener garantizado el ingreso a la
universidad católica haría que en un futuro tenga mas prestigio que ella.
Jessica sabia eso, y se mentalizo apenas ingreso. Cuando vio una de sus
compañeras acercarse, inmediatamente fue para intentar huir de sus hermanas.
- Alice, aquí
estas! –
- Hola Jessica.
Te presento a mi amigo, Carl.
en lo personal me gusta la personalidad de rhonda siempre desaparece y ni siquiera el autor sabe donde estará como buscando a wially
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