El Saint Francis era una antigua
institución que venia demostrando su eficiencia desde mas de 100 años. Su
método disciplinario casi no tuvo cambios desde que se impuso y fue quien
propulso al Internado a ser el mejor y mas elitista del país. Todo el personal
escolar estaba comprometido con su causa, y el proceso de selección era
minucioso. Hasta las sirvientas y jardineras habían sido escogidas minuciosamente.
Por eso, contaba con 2000 alumnas de prestigiosas familias que habían
depositado su confianza en esta institución. El nombre y el método de Saint
francis era bien conocido por la zona e incluso en el país. Si bien, para la
época las nalgadas eran algo común en los hogares, en los colegios no lo era
tanto. Los colegios solian tener como castigo predilecto los azotes en las
manos, y las nalgadas eran rara vez usadas como un plus humillante. Saint
Francis sin embargo era bien conocido por hacer que sus alumnas sientan las
llamas del infierno en sus posaderas. Eso hacia que, junto a otros factores, el
Internado a pesar de ser, junto al instituto saint francis el mejor centro
educativo del país, fuera solamente destino de las hijas problemáticas de
padres adinerados. A medida que fueron demostrando su eficiencia las reglas
fueron cambiando levemente. Si bien el instituto tiene primaria y secundaria,
el internado solo acepta jovencitas de 15 años hasta la elevada edad de 21.
Casos como Rhonda y Jessica suelen ser realmente los mas comunes y frente a los
cuales el personal esta preparado. De sus 2000 alumnas se pueden sacar las
siguientes estadísticas basadas en los informes de las Dorm Mom. El 20% de las
alumnas consigue el uniforme de ocio el lunes y hacia el miércoles solo se da
el 50%. Y el 20% de ellas va al purgatorio al menos una vez al mes. Eso son
aproximadamente 400 alumnas por mes. Es natural asociar que por eso las filas
solian estar siempre llenas. No todas las Dorm mom eran inclusive tan
pacientes, y para alumnas tan rebeldes a veces lo único que las escarmentaba
era una visita al purgatorio. Y sumado a eso a veces, grupos grandes eran
detectados cometiendo alguna infraccion y eran rápidamente enviados. Habia días
de mas cola que otros y el dia que les toco a Annie y Amy era de los de mas
cola. Mientras esperaban nerviosas su turno y veian la larga fila, notaron a Jessica
parada a unas 3 alumnas del lado de la fila izquierda a ellas. Notaron también,
que además de ser vigiladas por otra monja (Que no permitia a ningúna hablar),
había chicas hasta en uniforme de Natacion. La razón es simple, Quienes sean
vistas sin sus listones son inmediatamente llevadas al purgatorio. Habia
muchas, por ejemplo en uniforme de gimnasia. De distintos tamaños y edades,
aunque las mas grandes eran un poco mas comunes. Capaz tantos años de estricta
disciplina hacia que quieran revelarse mas que las mas pequeñas. Algo si era
común en todas, el miedo y los nervios, lo cual generaba un ambiente muy
lúgubre en el lugar.
- Me hago pis… quiero irme. – Mintio Annie,
sintiendo nuevamente el miedo apoderarse de ella.
- Tenes prohibido hablar y salir – Contesto
la monja.
Lo que supuestamente iba a ser algo rápido
se volvió un proceso lento y tortuoso. Hasta querían ser castigadas para que
tanta espera termine. Jessica, quien iba adelante, se decidio con anterioridad
a ir también. Sin embargo a medida que se acercaba a la primer puerta escuchaba
del lado de afuera, el ruido a nalgadas y los gemidos de las chicas,
sintiéndose atemorizada. Annie y Amy se abrazaron a si mismas apenas sucedió lo
mismo y Jessica pronto ya entro dejándolas a Annie y Amy frente a la puerta.
Avergonzada se quito sus calzones frente a la orden y se puso a hacer fila
junto al resto, mientras veía a una chica patalear en las piernas de una monja.
Sorprendida noto que nalgueaba realmente fuerte. Y se veía muy doloroso por
como gemia. LA chica parecía intentar controlar su reacción, sin excito. Comenzo
a sentirse mas nerviosa e impaciente. “Unas nalgaditas no son nada..” se dijo a
si misma mientras la fila avanzaba lentamente, y la chica era enviada sobándose
a la siguiente habitacion. Aunque la sensación era confusa… ¿ser nalgueada en
las piernas de una monja? No recibia un castigo asi desde sus 8 años. Sus
padres siempre la hacían recostarse en la cama para el cinturón. Recuerda que
dolia mucho pero no tanto como el cinturón. Aunque cuando fue Ortiz quien la
nalgueo hasta logro convencerla de cambiarse al uniforme de novata. Finalmente
termino observando frente a suyo, una nalgueada a cola desnuda. Las nalgas
temblabas como gelatina con cada fuerte impacto e iban adquiriendo color
rojizo. La chica se retorcia e intentaba taparlas, y la mujer le daba la orden
de quitarlas, o las trababa a ella misma. Asustada vio como Stella ya entraba
al purgatorio lista para comenzar con ella apenas terminaran con la anterior.
Jessica sacudió su cabeza y se dijo “No va a ser nada”.
Por su parte, Amy y Annie esperaban su
sentencia siendo las primeras en la fila frente a la puerta. Finalmente las
hicieron pasar.
- Vamos, apúrense!!- Las apuro las monjas,
y avergonzadas entregaron sus calzones.
- Que vergüenza… tengo miedo…- Se quejo
Annie mientras escuchaba los gritos y azotes.
- En silencio jovencita, no es un juevo
aquí. – regaño una de las monjas. Annie se quedo cabisbaja y Amy apretó fuerte
su mano.
- Esa… no es Jessica…?- Murmuro Amy
viéndola a punta de recostarse en las piernas de Stella.
- ¿Otra nalgueada sobre las piernas…? –
Protesto Annie en voz muy baja, refiriéndose a la vez con la directora. Al
menos ahora no eran las únicas que iban a ser castigadas asi.
Jessica, finalmente frente a Stella titubeo
antes de obedecer la orden. Pero las monjas la apuraban, y no se animo a
averiguar que pasaría si continuaba resistiéndose. Se sintió tonta mientras se
acercaba, pero por su cuenta se recostó en las piernas de la gran mujer. La
nalgueada comenzó rápidamente, y con mucho mas fuerza de la que esperaba. Claro
esta, sus nalgas ya estaban rojas de todos los castigos que ya había recibido.
“Lo rojas que están… no va a aguantar el
cane…” Penso Stella e intento ser un poco mas compasiva. Sin embargo no era
necesario nalguearla fuerte para hacerla gemir. Jessica, orgullosa, intento no
gemir y patalear como las otras chicas que vio en su lugar. Sin embargo se
descubrió pataleando igual que aquella vez que cuando tenia 8 años. Se esforzó
sin embargo en no sacudirse ni intentar taparse como las demás. No iba a
demostrar que tan tonto castigo le dolia en realidad.
- Lo roja que tiene Jessica su cola….-
Murmuro Amy.
- Y mira como llora…- Menciono Annie.
- Niñas, Silencio!!- Ordeno una monja que
las alcanzo a escuchar. Finalmente Jessica se fue sobando a la próxima
habitacion.
“Eso fue fuerte… mierda… como duele…” Penso
Jessica sorprendida. Abrio la puerta y la cerro. Se quedo un poco pensativa por
la nalgueada que le dio Madre Stella. Claramente no necesitaba de la vara para
poder darle una lección. Si Ortiz podia someterla, seguro Stella también
podría. Mientras pensaba eso, en dos segundos las dos mujeres de la habitacion
la estaban desnudando.
- Eh? – Protesto Mariela.
- Sin chistar. – Se quejo una de las
mujeres.
- Silencio. – Ordeno la otra. Termino
desnuda y tapándose los genitales. - ¿Qué pasa? – Protesto. Finalmente las
mujeres la tomaron y le pusieron el mameluco de castigo. Confundida fue enviada
a la siguiente habitacion a formar fila con las demás. Noto rápidamente a las
demás chicas en mameluco de castigo al igual que ellas, y el humillante letrero
en la cola que sentenciaba “Arrepentimiento en proceso”. Chequeo su propio
mameluco, notando que ella también lo llevaba. El mameluco le quedaba
relativamente bien. Solo que le quedaba un poquito chico en los senos, y
definitivamente apretado en la cola. Se volteo a ver y noto que hasta con el
mameluco abotonado, sus nalgas rojas se veian. “No puedo creer que este usando
esto…” Protesto Jessica.
De parte de las gemelas, la situación no se
veía mejor. Estaban a una chica de su turno. Ya hasta sentían que cada nalgada
les dolia a ellas, mientras veian los fuertes azotes caer en las nalgas de su
compañera, y a ella gemir y sacudirse.
- Ortiz. Tu turno. Ahora vienen las
gemelas. – Dijo Stella.
- Mi turno? – Pregunto Ortiz asombrada.
- Tu eres mucho mas sensible que yo. Se que
haras un buen trabajo. – Contesto Stella.
Ortiz no pudo ocultar su entusiasma. Se fue
hacia ellas, mientras las veía temblar de miedo con Annie escondiéndose detrás
de su hermana.
- Vamos Amy, a ver si con esto aprendes a
no portarte tan mal. – Ordeno Ortiz y vio como la cara de Amy se ponía roja de
vergüenza. Luego la vio trepar con dificultad hasta sus piernas. Era como tener
una muñeca, la podia mover con muchisima facilidad, si la inclinaba mucho, sus
piernas no tocaban el piso o sus manos. Levanto su falda, y pudo ver sus blanca
colita a la espera de una buena nalgueada. La orden a las Dorm Mom era darles
solo una calentada de cola a las alumnas, para prepararlas para el cane. Sin
embargo Ortiz quería aprovechar para darles una lección extra. O al menos eso
se justificaba. Comenzo a nalguear levemente a Amy, y noto que eso era bastante
para hacerla gemir de dolor. Con las mismas técnicas que uso con Jessica, la
sometio, impediendo que tape su cola, y teniéndola en posición. Con la
diferencia de que con Amy no era necesario hacer ningún esfuerzo. Pronto estaba
dándole una buena y dolorosa nalgueada, mientras Amy pataleaba y sollozaba a
moco tendido sobre sus piernas mientras pedia disculpas. Extasiada por el
placer de al fin cumplir lo que tanto deseaba, Ortiz le dio una buena azotaina.
Mientras Annie observaba el espectáculo, no
podia evitar sentir vergüenza ajena. O propia. Despues de todo, eran gemelas
idénticas, y sabia que ella se veria igual durante su propia nalgueada. O peor,
si eso acaso era posible. Amy pataleaba y lloraba igual que una niña pequeña, y
Annie sabia perfectamente que ella era la mas resistente de ambas. Su pequeña
colita apenas parecía resistir los fuertes y dolorosos azotes que Ortiz le
encajaba enérgicamente. Al finalizar, Amy se fue haciendo su danza
característica hacia la próxima habitacion y fue el turno de Annie.
Afortunadamente para ellas, en los
vestuarios tenían mas privacidad, a diferencia de recién, donde todas las
alumnas a castigar vieron el espectáculo de lagrimas de Amy. Adolorida y
avergonzada, sintió como de repente era desnudada. Quienes se encargaban del
lugar, tenían la única misión de encargarse de que las alumnas salgan de ahí
usando el mameluco que mejor les quede. Para acelerar el proceso, lo elegian
basándose en las medidas de ante mano, y se lo ponían apenas entraba una. Solo
si una entraba totalmente dispuesta a desnudarse y cambiarse rápidamente la
dejaban cambiarse sola. En un instante, Amy termino en mameluco de castigo por
eso, y en la próxima habitacion.
Mientras tanto, ante la primer orden de
recostarse, Annie comenzó a llorar. Lentamente se recostó, e intento taparse la
cola, cuando Ortiz levanto su falda. Luego de varias nalgadas e intentos
fallidos, Annie termino exponiendo su colita rosa. Ortiz se encontraba
extasiada de haberla nalgueado a Amy. Fue muchísimo mejor que con Jessica, tal
como ella lo esperaba. Pudo sentirlo todo, la humillación, el dolor, la
vergüenza, el miedo y finalmente la resignación. Se dio cuenta de que no solo
nalgueaba muy fuerte, si no que con ella en su regazo estaba servida en bandeja
y a su merced. Con conocimiento de esto, y tentada por el placer planeo una
buena nalgueada para la pobre niña que estaba en su regazo.
Comenzo palmeando levemente su trasero, y
viéndolo como débilmente, movia su trasero de un lado para el otro con cada
azote y la veía de reojo con sus ojos llorosos. Sintio excitación al verla, y
le dio un sonoro azote.
- Ahora vas a aprender tu lección de todo
lo mal que te portaste!!- Exclamo y comenzo dándole sonoros y dolorosos azotes
en sus pequeños muslitos. Annie comenzó a patalear y sacudirse e intento
taparse, Ortiz fácilmente la trabo con excesiva facilidad y continuo la
nalgueada.
-Ay ay no mas porfavor no mas porfavor.
- ¿No mas? Quiero que prometas que no
volveras a portarte asi de mal!!- Dijo dándole una fuerte y dolorosa palmada en
todo su trasero. Con su cara roja como un tomate, sabiendo el espectáculo que
estaba dando Annie titubeo. No quería que la vieran prometer algo tan
vergonzosos. Sin embargo Ortiz rápidamente continuo nalgueando a su “muñequita”
hasta que los llantos y suplicas volvieron.
- Hasta que no prometas ser niña buena y no
volver a portarte mal no terminare contigo!- Ordeno. Annie titubeo, pero luego
de unas nalgadas dijo: Esta bien, esta bien!!
- Esta bien nada, repite exactamente: Sere
niña buena y no me volveré a portar tan mal.
Annie pudo escuchar un par de risas
ahogadas. Avergonzada se quedo callada, pero la dolorosa nalgueada continuo
hasta que finalmente exclamo: Sere niña buena y no me volveré a portar
maaaaal!!!
Ortiz la hizo
ponerse de pie, y Annie hizo, al igual que su hermana, la danza de la colita
hirviendo. Con la diferencia de que ella lo hizo muriéndose de vergüenza,
conciente del espectáculo que estaba dando. De una nalgada, paso al siguiente
cuarto.