- Ortiz.
- Si stella?
- EScuchame…- Dijo Stella. Suspiro y la vio
a los ojos. – Debes convencer a las castigadas para que hagan su tarea. Falta
poco para la hora de comer y no quiero nalguearlas de vuelta.
Ortiz odiaba que su compañera se considere
su jefa.
- Ya lo se.
- Se que no te animas a verlas. Este
castigo fue muy fuerte para ellas y tu eres muy sensible.
- Por algo elegi este trabajo Stella. – Se
quejo.
- Esta bien. Recuerda que ahora puedes
castigarlas como quieras. – Menciono Stella. Un click en la cabeza de Ortiz se
activo. – Ve con ellas, asegúrate que la hallan terminado. Deben acostumbrarse
para cuando comienzen las clases. –
- Si, ya ire. – Respondio Ortiz. Ella
marcho, preparando mentalmente el discurso hasta el dormitorio de las niñas.
Mientras abria la puerta dijo fríamente:
Las castigadas espero que ya hallan hecho su tarea. Sino las llevare conmigo
para que la hagan.
Hasta que finalmente vio a las chicas en
uniforme de castigo. “AWWWWWWWWWW que tiernaaaaaaaas” Penso al instante. Ya
había visto chicas en mameluco de castigo. Pero no a SUS niñas. “Rhonda esta
consolando a Annie… y mira lo chiquita que se ve amy con el puesto. Hasta le
queda grande. Hasta jessi se ve re tierna…”
- Niñas. Traigan sus tareas. Vamos a
revisar si están hechas. –
Todas pusieron rostro de pánico y
lentamente, entregaron sus cuadernos. Finalmente Annie lo entrego, con los ojos
llenos de lagrimas.
- Que pasa Annie, por que vas llorar?
- N-No voy a llorar…- Se quejo Annie
limpiándose las lagrimas.
- Te duele la colita y tenes miedo? –
Pregunto Ortiz. Annie se quedo roja como un tomate. Finalmente reviso los cuadernos y dijo:
Ninguna hizo su tarea. Vamos al salón, las ayudo a terminarla.
- Afuera? – Preguntaron las 4 al unisono.
- S-Si, afuera. A pasear un poco esas
colitas castigadas.
Rhonda la siguio de prisa, y Jessica, un
poco titubeante las acompaño. Annie y Amy titubearon, pero Ortiz las tomo de
las manos y las hizo caminar. La caminata era sumamente vergonzosa para todas.
Sentia como los ojos se clavaban en su hirviente trasero. A su vez, con la cola
tan roja, y la friccion de la tela, costaba un poco caminar. Sobarse, no era menos
vergonzoso. Y finalmente….
“Otra vez se desabotono…” Penso Amy,
intentando abotonarlo de vez, sintiendo vergüenza. “Cuanto tiempo abre caminado
asi… Pero si los botones son tan grandes, por que estarán falseados los ojales…
AY!! “ Continuo pensando hasta que Ortiz le desatapo la cola de un tiron,
desabotonando todos a la vez y le dio una sonora nalgada.
- No te atrases ni te distraigas Amy.
- S-Si…- Respondio muerta de vergüenza. “Ya
entiendo por que los ojales están rotos…” Penso mientras volvia a abotonarlos. Ortiz ya tomo por costumbre aprovechar esos
pijamas y darles un jalon dejando la cola lista para unas nalgadas a cola
desnuda. Le recordaba mucho al que ella y su hermana usaban de niña, o al que
sus sobrinitas usan. Era difícil no verlas nuevamente como niñas, con una
apariencia tan adorable. Finalmente, ya en el aula, y luego de la tortura que
fue para todas poder sentarse, ayudo a cada una con sus tareas, dejando el
pijama abierto de las que daban mas problemas para poder darle nalgaditas de vez
en cuando. Luego de eso, llevo todas a comer. Y finalmente, arropo a todas en
sus camas, asegurando las cobijas debajo de los colchones.
- Mi conejito…- Se quejo Annie, al ver que
lo habían llevado.
- Extrañas tu peluche bebe? Mañana va a
estar de vuelta con vos si eres buena niña.- Dijo Ortiz, luego de darle un beso
en la frente.
Las 4 se durmieron apenas fueron obligadas
a acostarse, totalmente agotadas luego del largo dia.
- Como te fue con las chicas? – Pregunto
Stella preocupada. – Ahora revisare que las otras estén en camison ya.
- Muy bien. No te preocupes, tu encárgate
de las otras, yo me encargo de las castigaditas. – Sonrio Ortiz. No solo se
veian muy tiernas, también estaban mucho mas dóciles y sensibles. Se dejaban
tratar como niñas, a diferencia de antes. En especial Annie a quien hasta pudo
ponerle un repasador alrededor del cuello mientras comia para que no se
ensucie. Ortiz, no consideraba el momento por el que las chicas pasaban, a
pesar de dar un par de nalgadas a culitos vareados. Al contrario, disfrutaba lo
sensible que estaban sus colitas ahora. Y una ligera nalgada y hasta Jessica
daba un salto y se sobaba. Lo mejor, ya no debía seguir esas tontas reglas.
Podia educarlas como quería, como las niñas que eran. Esto no alegraba
demasiado a las alumnas, que querían tener 15 años de vuelta, y no 8 como las
trataba Ortiz. A todas menos Annie… quien extrañaba a su mama.
AL otro dia, todas despertaron a la orden
de Ortiz. Quienes estaban castigadas, se podia ver con facilidad lo adoloridas
que aun estaban. Todas menos Annie, quien fue despertada como de costumbre,
pero que esta vez solto un solllozo.
- Pobrecita bebe. Duele mucho no es asi?
- Si Madre Ortiz…- respondio Annie con un
puchero.
Enternecida, Ortiz la alzo como la
miniatura que es, y con facilidad la sento en sus piernas, envolviéndola en un
abrazo. La mimo varios minutos, mientras todas observaban la escena de reojo ,
en especial Amy quien suspiraba mientras armaba su cama.
- Deja que Madre Ortiz te enseñe a armar tu
camita Annie. – Explico la monja. Juntas, armaron la cama. Luego de eso, se las
llevo, haciéndolas marchar como antes, para que desayunen, y se bañen.
Mientras, Stella chequeaba a Mariela y Alice. Y le daba puntos a Alice,
mientras castigaba a Mariela. Nuevamente, Mariela estaba inspirada y por eso
distraída. Se moria de morbo viéndola a Annie ser tratada asi. Y las caras de
humillación que ponían las chicas, lo roja que estaba la cola de Amy y lo lindo
que se sintió tocarla.
Ortiz, las hizo desayunar, y bañarse. Ya
cambiadas, las devolvió a su habitacion para esperar su clase. Alice presencio
a sus compañeras en mameluco de castigo por primera vez, estando ellas ya
cambiada. “Esto… cambiara mis planes…” Penso Alice. Le alarmaba mucho saber que
podría pasar por lo mismo si su plan era descubierto. El mameluco permitia ver
sus rojos y marcados traseros, además de verse muy humillante de usar. Era distinto ver que eran sus compañeras, y no
una alumna cualquiera. Hasta Jessica se mostraba deprimida, mas que enfadada.
La clase comenzó, con las 4 aun en
mameluco, mostrando grandes dificultades para sentarse. Mariela y Alice se
sentían mas relajadas, ya que toda la atención se centraba ahora en las
castigadas. Estas parecían no tener respiro ya que Ortiz amaba las nalgadas
sorpresivas y jalonearle la parte trasera del mameluco, exponiendo sus traseros
castigados. Durante los recreos, eran llevadas por Ortiz a su oficina o a sus
dormitorios. Era tedioso y aburrida para las 3, salvo para Annie quien vivía
sentada en las piernas de Ortiz.
- Yo no soy mi hermana! – Se quejaba Amy,
cuando Ortiz se confundia y la alzaba. Pero annie se acercaba y gustosamente
recibia los cariños.
- Madre Ortiz tiene una nueva bebe..-
Murmuraba a veces Jessica, un poco molesta viendo como para ella esta tortura
era un paseo. Si antes la escuela era mala, ahora era peor. Debia pavonearse,
humillada de esa forma… su trasero aun herbia y no la dejaban ni hablar sin
unos azotes. Debian dedicar todo su tiempo a “Estar arrepentidas”. Amy muchas
veces era advertida debido a que le costaba quedarse quieta a pesar de la
friccion que la tela generaba en sus nalgas al moverse. Las únicas que parecían
estar tranquilas eran Rhonda y Annie, quien Ortiz vivía cargándola como si
fuera su muñeca. Aparte ahora estaban vigiladas todo el tiempo.
La tarde se acercaba peligrosamente, y
cuando comenzaron a preocuparse por el purgatorio, finalmente a todas, se les
devolvió sus listones.
- Nunca crei que me sentiría contenta de
poder usarlos de vuelta…- Bromeo Jessica.
- Y los mios? – Pregunto Annie.
- Tu vienes conmigo a mi oficina.
Ya en su oficina y a solas, se sento y la
hizo pararse en frente.
- H-Hice algo malo?
- No hiciste nada malo. Annie, eres una
chica muy especial. Se que las chicas aquí son muy rudas. Pero tu eres una niña
muy buena. Prometes portarte bien?
- Si Madre Ortiz… prometo portarme bien… -
contesto Annie.
- Muy bien, mira quien esta aquí. – Dijo, y
saco el conejito de peluche de Annie con los dos listones puestos.
- Mis listones!!! Gracias!!- Exclamo Annie abrazándola.
- Te los mereces. Aquí ya tengo tus
uniformes listos para cambiarte. Te ayudare a devolver tu mameluco, y llevar
tus uniformes asi tu continuas tranquilita con tus cosas si bebe?
- Si Madre Ortiz…- Dijo sorprendida.
- Ven, te ayudare a cambiarte. – Dijo
quitándoles los botones. Esto naturalmente activo una alarma en Annie quien
retrocedio.
- Vamos, no tengas vergüenza, estamos solas
aquí.
Suavemente, Ortiz las desnudo, y observo su
cola aun roja, llena de banditas. Con mucha suavidad le puso el uniforme de
novata y luego le armo sus trenzas con sus dos grandes listones. Finalmente
Annie volvió al uniforme de Saint Francis. Annie intento resistirse… pero en
vano. Amaba ser peinada y cambiada, como amaba los mimos y el trato cariñoso…
que realmente necesitaba ahora.
- Ahí estas preciosa. – Dijo agarrándole
los cachetes. - Tu ve a jugar ¿si ternurita? Yo me encargo de devolver esto a
su lugar. – Dijo Ortiz, refiriéndose a su peluche, uniformes y mameluco de
castigo.
- Si Madre
Ortiz!!- Sonrio Annie y luego sonrio nuevamente con el beso en su frente.
Finalmente dejo la oficina y se alejo. Mientras se alejaba, en uniforme de
novata nuevamente, Annie volteo a ver la oficina. Dio un largo suspiro y pensó:
“Otra vez lo mismo…. ¿Cómo voy a hacer?”
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