domingo, 8 de enero de 2017

Cap 36

Enfermeria era una amplia sala, con varias camas a donde las alumnas enfermas eran enviadas. Ahora solo se encontraban ellas dos. Fueron escoltadas por Stella, quien las llevaba de las manos y no les permitia tocar sus colas. Finalmente ahí encontraron a la doctora, Maricel.
- Del purgatorio dijeron que debían venir aquí luego de su castigo. – Explico Stella. Y maricel vio a dos gemelitas llorando.
- Bien, que se acuesten boca abajo en las camas. Y NO SE TOQUEN ESOS TRASEROS. Cuando yo termine se van a poder sobar todo lo que quieran. –
- Ya escucharon niñas. – Ordeno Stella.
Las niñas caminaban muy adoloridas, casi rengueando finalmente, luego de un par de intentos, se acostaron como indicado en las camillas. La mujer se acerco, y puso las manos en la cintura mientras veía a las dos niñas continuar llorando acongojadas, sus colitas rojas y llenas de marcas de varazos. Las marcas eran superficiales, pero el trasero de ellas alcanzo a hincharse bastante, dándole un color distinto, que junto al ungüento se veía muy brilloso. Las marcas, alcanzaban matices dorados en algunas partes, mostrando a la piel a punto de quebrarse o ya quebrada. Maricel apenas podia imaginar el insoportable dolor que debían haber pasado. Por mas  prestigioso que sea, agradecia nunca haber pertenecido al Saint Francis, solo a su personal.
- Valla, tenemos trabajo aca…- Dijo, la vio a Stella y menciono: Una hora.
- Una hora??  Ellas aun tienen tarea que hacer – Protesto Stella.
- Recuerda lo que dice la directora Stanford. La importancia de la Salud. Recibiran castigos en esa zona los siguientes 6 años. No pueden comenzar a llenarse de moretones y cicatrices. No van a poder ni sentarse. -
- Esa es la función del purgatorio, pero si tu lo dices…- Menciono Stella y se fue.
- G-Gracias… - Dijo Amy.
- No se preocupen…- Dijo Maricel revolviéndole el cabello. – Fue muy fuerte no?
- H-Horrible…- Sollozo Annie.
- Bueno, Confien en la Tia Maricel. – Bromeo la doctora.
Otra vez, tratadas como niñas. Pero ahora realmente no les preocupaba. La mujer volvió con un banco e inyecciones, un ungüento y dos grandes gasas. Cuando las chicas vieron las inyecciones se vieron asustadas.
- Tranquilas. Veran que se sentiran mejor. Confien en mi. – Luego de dos gritos e inyecciones que las dejaron super adoloridas y llorando de vuelta, comenzó a pasar el ungüento cuidadosamente por el trasero de las chicas.
- Las manitos adelante, déjenme trabajar. – Les decia Maricel con dulzura. Con suavidad, masajeo sus nalgas haciendo que estas absorban el liquido. Ambas gimieron y protestaron mientras sus adoloridos traseros eran masajeados, pero la doctora las ignoro y con mucha paciencia termino con ambas. Finalmente tomo una gran casa, la empapo en el y la puso a lo largo del trasero de cada una.
- Esperen asi, cuando baje la hinchazón continuo curandolas. –
Las chicas esperaron boca abajo.
- Esto… es humillante…- Penso Amy en voz alta.
- Alguna vez pensaste que terminaríamos asi? – Respondio Annie.
El efecto de la inyección y los ungüentos rápidamente hizo efecto. Sintieron una profunda relajación del dolor, y una fuerte sensación de frio/calor en sus nalgas. Duro aproximadamente 20 minutos, pero les sirvió para descansar. La doctora volvió, cuando ya habían pasado 40 minutos, saco las gasas y palmeo los traseros notando no solo que ya no estaban tan hinchados, sino que las chicas ya no estaban tan adoloridas como antes. Apenas podia tocarlas recién. La inyección además de desinflamante contenia un poco de analgésico. Es insoportable sino intentar curar traseros adoloridos. Comenzo con Annie, tenia la piel muy partida en su nalga izquierda y muzlo derecho. Preparo un par de gasas, les puso un unguento rojo y las termino poniendo en cada zona afectada, con una cinta en cruz. – AYYYY- Protesto Annie y se sobresalto cuando el ungüento rojo se aplico en cada zona. La doctora intento tranquilizarla acariciando su espalda. Annie volvió a llorar, pero la doctora la ignoro. Estiro sus nalgas y puso otra, mucho mas pequeña, cerca de entre sus nalgas en la izquierda. Annie grito de vuelta, pero con firmeza la puso en su lugar. Sin en el analgésico, estarían pataleando y sacudiéndose de seguro. Luego, le puso una curita a las marcas mas pequeñas, las que se veía que se convertirían fácilmente en moretones sin atención. En el muslo izquierdo, la nalga derecha, y otra mas cercana a los cachetes. Finalmente, tomo su pijama y con cuidado, abotono la solapa de este a través de los grandes y rojos botones. Le dio dos palmaditas a su cola y la ordeno pararse. La chica obedecio e inmediatamente comenzó a sobarse. Maricel, le revolvió el cabello debido a la ternura que la dinminuta chica inspiraba.
- Soportaran el agua, no te preocupes. Las dejaras ahí hoy y todo mañana. Pasado, a la mañana te las quitas antes de bañarte. Turno de ella…- Dijo, señalando a la otra gemela. Annie asintió con su cabeza obedientemente. Como si fuera un calco de su hermana, Amy termino con su cola llena de curitas y gasas en los mismos lugares que ella, guardadas dentro de su pijama.
- Traten de mantener esas colitas alejadas de castigos si quieren recuperarse. Siempre que le digo a las Dorm Mom que las dejen respirar por unos días nos ignoran. – Explico Maricel.
- ¿Perdon? – Protesto Stella, quien justo llego.
- Stella. Que bueno verte de vuelta. Las niñas ya están listas. A ver cuando vuelves a visitarme, la ultima vez que te vi fue cuando terminaste igual que ellas luego de visitar el purgatorio. – Bromeo Maricel. Las gemelas se sorprendieron.
- E-Ella visito el purgatorio? – Dijeron ambas al unisono.
- Fui internada al igual que ustedes…- Se quejo Stella, molesta por la acotación de Maricel.
- Me alegra que ya te hallan asignado tu habitacion. Siempre insistías con que algún dia serias Dorm Mom. – Dijo la mujer. Y stella se llevo a las gemelas.
Llegaron a la habitacion en donde había un ambiente incomodo, solo se encontraban Rhonda, Jessica, y Mariela, quien casualmente había llegado a retirar su carpeta. Jessica y Rhonda, Naturalmente acostadas boca abajo. Mariela, confundida, viendo los carteles “Arrepentimiento en proceso” en el trasero de sus compañeras y sin saber que decir. El rojo brillante de sus colas alcanzaba a verse con facilidad. Se veía increíblemente doloroso. Y para Mariela era un rojo hipnotizante como las llamas del fuego. Pero no se animaba a verlo, Rhonda se veía lúgubre, y Jessica triste y furiosa. Stella finalmente ingreso con ambas niñas de la mano. Al entrar, Annie corrió hacia Rhonda y la abrazo. Amy, celosa, hizo lo mismo con Mariela quien se sorprendio mucho.
- Chicas!! Quiero las 4 CASTIGADAS de pie en frente mio.
Lentamente se acercaron y se formaron.
- Ahora están usando su uniforme de castigo. Cualquier prenda y objeto personal les fue retirado. Tienen prohibido deambular por los pasillos. Si son vistas lejos de una dorm mom y sin una buena excusa serán rápidamente dejadas en el rincón y se notificara a su dorm mom. Solo deben concentrarse en la meditación y el arrepentimiento. Tienen prohibido ingresar a la biblioteca, sala de ocio, o cualquier sala en uniforme de castigo. Tienen prohibido llamar la atención, solo deben hablar lo justo y necesario, es motivo de castigo también. A las 9 pasaremos por ustedes para comer. A las 10 nos aseguraremos de que estén dentro de sus camas listas para dormir. Sus tareas deben completarla de igual forma, dejamos afuera los textos y carpetas a utilizar, pero sus mochilas también fueron confiscadas. Les recuerdo que en caso de comportarse mal, ya no podrán elegir castigo. Ahora lo elegiremos nosotras. Solamente si notamos un buen comportamiento, podrán volver a sus uniformes normales. Se les recuerda que solo deben desabotonarse sus pijamas para bañarse, o ir al baño, y deben mantener todos sus botones acordemente abotonados. Lo digo, por que hay muchas que se desabotonan los de la cola ya que les molesta la tela, tienen prohibido hacer eso salvo que una Dorm Mom se los ordene. – Sentencio Stella, y se retiro.
Jessica volvió a su misma posición. Escondio su rostro dentro de su almohada y continuo descansando. Habia pasado por muchos sentimientos esa tarde. Negacion, impotencia, bronca, dolor, vergüenza, sentimientos de venganza…. Y por ultimo tristeza y resignación.
“Estoy atrapada aquí…” Pensaba. “Y no hay forma de salir. Si mis hermanas se enteran de esto solo se burlaran… si mis padres se enteran me diran que lo meresco. Si intento escapar me atraparan y me harán ir de vuelta a ese horrible lugar…” Penso intentando no llevar las manos a su cola y demostrar que aun le dolia de forma horrible. “ No quiero volver a pasar por algo asi… ¿pero que hare? ¿Tendre que aceptar todas las locuras de las monjas? Pero estoy atrapada aquí… es como si pudieran hacer conmigo lo que quieran…. Tengo miedo…” Suspiro Jessica, para sus adentros. Pensaba que los azotainas que le daba su padre eran lo peor que podría recibir, pero se había quedado muy corta. “Me siento… tan sola…” Finalmente pensó y se limpio una lagrima.
Annie, tomo de la mano a Rhonda. Rhonda se sorprendio, y Annie la llevo a la cama. Rhonda entendio que quería. Ella también estaba adolorida pero no tubo problemas en acostarse boca arriba. En cuanto a fuerza, si la habían azotado asi antes. Lo mas tortuoso era la espera y los rituales. Annie se recostó y apoyo la cara en su pecho. Rhonda comenzó a mimarla suavemente, mientras Annie se quedaba dormida. Ella también estaba pasando por sus propios procesos conflictivos. Estaba dándose cuenta que el lugar al cual fue enviada no era tan tierno como ella pensaba que era y que su vida realmente había dado una gran vuelta. Ese castigo era inaguantable, y el pijama insoportable. Nunca había sentido su trasero arder tanto en su vida. Si, era golpeada, azotada frecuentemente en los orfanatos, a veces en el traste, otras veces en el cuerpo. Pero nunca de forma tan sistematica, de forma tan… humillante. El mameluco que uso las ultimas horas dado que fue la primera en llegar, era tan… se sentía tan… Hasta sentía que hacia friccion contra su castigado trasero reviviendo el dolor a cada rato. Realmente estaba a la merced de quienes cuidaban de ella. Definitivamente no quería pasar por lo mismo de vuelta, y sentía que la tortura aun no terminaba. Estaba realmente deprimida hasta que vio ese gesto de Annie. Annie, puede verse manipuladora. Practicamente la obligo a hacerlo. Pero había en ella una ternura, una calidez tan especial, capaz de alejar la depresión.
 - ¿Por qué…?
- Por que?
- Por que me buscas siempre.
- Por que se que podes protegerme…- Respondio Annie.
Amy por su parte empezó a padecer los efectos del analgésico desvanecerse. Celosa, deposito su cariño en su nueva amiga abrazándola mientras lloraba.
- Dolio tanto…- Suspiraba abrazándola. Mariela, sorprendida, se sento y ayudo a su amiga a subirse a la cama, acostándose boca abajo con la cabeza en sus piernas. Se veía sumamente tierna y adorable con su mameluco, y asi, recién castigadita. Se dejaba mimar y tratar como una niña, cosa que normalmente la enfurecería. Sus ojos, sin embargo estaban fijos en su colita tapada por el humillante cartel. Probo, disimuladamente palmearla y Amy se dejo, posiblemente demasiado sensible para quejarse.
- Ayyy… Duele…- Se quejo, sin meter sus manos.
- Amy… puedo ver como quedo?
- S-si.. Pero vamos para alla. No quiero que las otras me vean… - Dijo.
Se alejaron a las camas mas lejanas, y Mariela vio como Amy caminaba incómodamente. “M… debe doler…” Penso con mas impresión que morbo mientras se deleitaba con la imagen de ella en pijama enterizo, caminando mientras se sobaba. “Tengo que dibujarlo” pensó.
- Sniff…- Lagrimeo Amy y Mariela la abrazo.
- Tranquila amy, vas a estar bien.. – Dijo intentando consolarla. Amy asintió con su cabeza. En ese aspecto, Rhonda y Mariela se parecía. Dos chicas depresivas, dos chicas que las alegraban. Cada una a su manera. Amy volteo, y desabotono los grandes botones de su trasero, revelando su culo, aun rojo brillante, lleno de marcas, curitas y gasas. Mariela mordio los dientes al verlo.
- Ay….
- Nos llevaron a enfermería a mi y a mi hermana luego del castigo… sniff…-
- Puedo.. .tocar?
- Tene cuidado… arde mucho…- respondio amy permitiéndoselo. Mariela se deleito observando la pequeña colita castigada. Toco cuidadosamente con un dedo la parte sin marcas.
- …ay…- Gimio Amy.
- Te dolio? – Pregunto Mariela. Y la vio menear su cabeza. Continuo tocándola, Amy de vez en cuando se sobaba, mientras ella lo hacia. Toco Mariela la superficie de sus marcas.
- Que paso? Que te hicieron.

- Ufff… Fue terrible. Ahora te cuento…- contesto Amy.

4 comentarios:

  1. muy buen capitulo, y es ingreible con la rapidez que vas subiendo, espero volver a leerte pronto

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  2. Ya quiero seguir leyendo!!! Me encantaria consolar a Annie, pero no estar en su lugar! Ese purgatorio me da miedito

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