Hija putativa 12.
Esta vez me desperte atrapada en un mundo del cual no quería
escapar. Y por eso ni siquiera me hice todas mis preguntas de siempre.
Sencillamente me desperté, y gire un poco en la cama con ezoso abrazado. Me
pare energizada, y me dieron ganas de jugar. Sabia que debía prepararme para el
cole, pero seguro era temprano aun.
Sente a ezoso en la cama, y busque a ver si había algún juguete
divertido. Me sente en la alfombra y sentí
un poco de escozor, pero no le di importancia esta vez, estaba mas concentrada
en jugar. Hice muchas ridiculeces que me da vergüenza recordar, como hacer que
ezoso tenga una discusión con el oso de mi pijama. Fue algo tan divertido que
la verdad no puedo creérmelo, y lo siento como si hubiera sido un sueño. Hasta que de repente escuche que abrían la
puerta.
“Que hora será?” Me pregunte, y sentí mi corazón latir a
prisa. Di un salto, y me meti en la cama, tapándome hasta arriba de la cabeza.
Senti la puerta abrirse, y escuche una voz masculina decir “Romina,
aun estas en la cama?”… Voz masculina, que miedo.
“Lo siento papi, es que me quede dormida”. Respondi
asustada.
-
Que rápido que te despertaste, y esos juguetes
tirados? Y tu oso?-
Me quede en silencio escondida debajo de
las sabanas y frazadas hasta que sentí la palma de su mano apoyarse en mi cola.
-
Parece que aun no aprendiste tu lección,
levantate y ordena tus juguetes.-
Me daba miedo hacerle berrinche, ya que el
no es Paula. Es el gigante, y me castiga muy fuerte. Me levante obediente, mientras lo veía a el,
gigante, esperando a que termine de hacerlo. Los ordene y le dije: Ya termine
papi, me voy a bañar. Camine esperando distraerlo con eso, aun asustada. Pero
me tomo de la mano y me dijo: Sabes que no te voy a dejar ir asi. Aun no
pareces aprender tu lección.
Senti mi corazón saltarse de mi pecho, y
solte un pequeño “No papi”.
-
No te comportas como una nena que fue castigada
y que aprendió su lección. – Respondio el.
-
Pero me distraje jugando….
-
Y que tenias que hacer a la mañana en ves de
jugar?.- Dijo el, y se sento en mi cama, preparándose para acostarme en sus
piernas.
Menee un poco las piernas frotándolas y
mire al piso. Con mi pijama enterizo me sentía dinminuta, y el era mas alto que
yo sentado.
-
Ponerme mi uniforme…-
-
Entonces? Asi se comporta una nena que fue
castigada y aprendió su lección?
-
No…
-
Ya sabes que tenes que hacer.
Lentamente me acerque a el, no había escapatoria.
Con pau me gusta correr e intentar escaparme. Pero papi es tan estricto que
hacerlo seria sinónimo de cepillo. Y odio el cepillo!! Aparte me atraparía en dos segundos. Vi sus
piernas, y me sentí como si me fueran a meter en el cepo. “Espero que solo sean
un par de nalgadas” pensé. A veces no son tantas. Me recosté sobre sus piernas
y patalee despacito nerviosa, con la expectativa de que las dolorosas nalgadas
comienzen.
Senti las primeras y comenze a menear mi cola
y a mirarlo de reojo.
Como siempre, con cada fuerte nalgada, comensaba el sermón. –
Aun no aprendiste tu lección, ya llevas tiempo en esta casa y vas a tener que
acostumbrarte por las buenas o por las malas que las reglas SE- CUM- PLEN!- Me
dijo, mientras dio 3 azotes fuertes en los últimos. Senti mis ojos llenarse de
lagrimas. No se por que! Me estoy volviendo una nena llorona, lloro por todo.
En ese momento se sintió muy bien, pero luego me dio mucha vergüenza controlarlo.
Portarme bien se me hizo mas difícil, asi que comenze a patalear y a menear mas
mi cola. Me dio mucho miedo meter mis manos sin embargo, como suelo hacerlo con
Paula, asi que apreté la frazada con fuerza y apoye mi cara contra ella.
Luego sentí que paro, y dulces mimiitos recorrieron mi cola.
Se sentían muy bien, pero de reojo, vi como iba desabotonando lentamente cada
uno de los botones.
-
No papi!- exclame asustada, y un chirlo fuerte
cayo en mi cola haciéndome sobresaltar.
-
Si ayer no aprendiste tu lección, la aprendes
hoy.- sentencio, y luego de terminar de desabotonar los 3 botones, comenzó y
una larga nalgueada, que solo pude aguantar pataleando y llorando.
Llorar tanto me hizo olvidar cuando comenzó
y cuando termino. Pero al final me hizo pararme, y yo frote mi cola adolorida, flexionandome
de piernas. Me tomo de mis manos con una sola, y me dio 5 fuertes nalgadas haciéndome
saltar en el lugar.
Salte en una pierna y en la otra, quejándome
y el me dijo: “Nada de frotarte, preparas tus utiles, y tu uniforme. Te lo
pones, te peinas bien y te vas al comedor a desayunar que ya es muy tarde, y
mas tiempo aun perdimos dándote el castigo que necesitabas.”
-
Si papi…- Dije limpiándome las lagrimas con una
mano.
Me abrazo, me dio un beso en la frente y me
dio una palmada en la cola recordándome el dolor. Di un saltito y fui obediente a cumplir lo
encomendado. Para mi sorpresa el sencillamente se quedo esperando a que haga lo
que me dijo, haciéndome sentir mas nerviosa. Si me retrasaba o distraía seguro
me volvia a nalguear. Asi que me fui al baño, para limpiarme la cara. Me hize
mis dos coletas…. Que a esta altura la verdad me gustaban y me hacían sentir
comoda. Le hubiera pedido a el que me peine, pero me las hace muy ajustadas y
duele. Volvi a la habitación y meti mis utiles en la mochila. Luego me saque el
pijama sonrojándome, por que el aun vigilaba que me estuviera portando bien.
Saque una camiseta del cajón, y una bombacha blanca y rosa. Mientras me la ponía
sentía el ezcosor, recordando que mejor me concentraba en ser obediente. La
nalgueada había dolido muchísimo, y si mi papa me descubria portándome mal de
vuelta, de seguro me tocaba el tan odiado cepillo.
Me puse mi
camisa, luego el jumper, y el resto del uniforme. Hasta me fui al
espejo, a ajustame bien mi moño del cuello, como yo tanto detesto pero a ellos –
por lo visto- tanto les gusta. Me acerque a el y le dije: Termine papi!
-
Sentate un poco- dijo.
Nerviosa asentí con la cabeza y lo hice. El
se fue y volvió con dos listones rojos.
-
Te las hiciste mal, te las voy a hacer de
vuelta.- Dijo.
Y obviamente me las hizo bien ajustadas de
vuelta y con sus dos totos listones rojos.
Luego me levanto, y me llevo de la mano
para desayunar. No pude sentarme sin quejarme, y continuar moviéndome en la
silla.
-
Le traigo su almohadoncito señor?- Pregunto Pau.
-
Necesita aprender- Dijo X.
Antes no me costaba tanto, pero seguía muy
sensibilizada.
-
La niña se esta portando muy mal, y esta siendo
muy desobediente. Quiero que seas mas estricta con ella.
-
Si señor- Respondio Pau.
-
Si hoy no se comporta como debe, a la noche le
doy otra nalgueada.
Me puse palida, seguro era cepillo, odio el
estúpido cepillo.
-
Papi…- Suplique.
-
Sin pucheros, hace rato que tenes que empezar a
portarte bien. Pero por lo visto solo aprendes por las malas.
Baje la cabeza y jugué un poco con la
cuchara en mi cereal.
Lo escuche pararse, y luego apoyar las
manos en mis hombros, remover mi flequillo y besar mi frente.
-
Me tengo que ir, ya es tarde, nos vemos a la
noche princesita.-
Me encanta me encantaaaaaa
ResponderEliminarTenia muchas ganas de leer otra vez hija putativa
Siiii ssssiiiii ya quiero leer como siguuue!
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