- Rhonda Lynd no comio. Mariela Gomez
tampoco. – Dijo Stella.
- Vayamos a las habitaciones ya. –
respondio Ortiz.
Ambas finalmente habían superado sus
diferencias. Acordaron que ambas partes eran necesarias. Pero Stella insistió en
la importancia de seguir cuidadosamente el método disciplinario que les habían
impuesto. Ambas lo sufrieron en carne propia, durante sus años de estudiante y
sabían lo tedioso que es. Ortiz obedecio, sabiendo que las represalias por no
seguirlo serian iguales a las que recibió en sus años de estudiante.
Cuando llegaron a la habitacion de las
niñas, lo primero que vieron es a Amy bailar con el walkman en su mano.
Annie, leia la biblia, tomaba el rosario, y
por lo visto rezaba. Alice también leia la biblia. Mariela se veía nerviosa,
como si recién hubiera terminado de cambiarse. Su uniforme continuaba en la
cama. Jessica se veía muy molesta, leyendo el folleto. Hasta ahora no habían
visto a esa chica sin cara de enojada.
- Ya deja de bailar!- Protestaba jessica.
- Si no lo hace no puede dormirse. – Se rio
Annie.
- Tu no puedes dormir sin tu conejito de
peluche, por eso lo elegiste como objeto personal.
Jessica y Mariela se rieron y Annie se
sonrojo. - Que haces?-
- Intento aprenderme las oraciones… Aca hay
una explicación sobre como es el rosario y como se reza… Sabes que odio las…-
Dijo annie, no animandose a decir la vergonzosa palabra.
- Y yo odio el rincón.
- Pues no vayas. –
- Ninguna necesitara ir si hacen caso y se
portan bien. – Comento Ortiz. “AWWWWWWWW que tiernas se veeeen!!!” Penso Ortiz
conteniéndose. Pero con su cabello suelto, el camison rosa con cuello blanco
recto, el moño en sus cuellos y su nombre bordado con cruzes se veian
absolutamente adorables.
- Chicas, revisión de uniformes. – Aclaro
Stella. Ortiz no interrumpio en la tarea que Stella sabia hacer bien. Todas se
pararon al lado de sus camas, Mariela estaba especialmente nerviosa.
- Rhonda donde esta?
- No la vi en todo el dia. – Dijo alice. El
resto la confirmo.
- Ire a buscarla. – Menciono Ortiz.
- Podras con ella?- Pregunto Stella. Es una
chica alta, ruda, acostumbrada a la calle.
- Claro que si. – Sonrio Ortiz, y se fue.
Stella reviso que cada una use sus camisones. Finalmente termino y dijo: Muy
bien, 10 puntos para todas.
Naturalmente despertó una sonrisa entre
todas y luego continuo:
- Ahora revisión de armarios.
- De armarios?- Protesto Jessica. Stella se
enojo ante la respuesta, pero Ortiz le pidió que sea mas flexible.
- Solo revisare que haya un orden. Piensen
que ahora son solo 6, pero hay espacio para 14 alumnas mas. Si estuvieran todas
desordenadas seria un caos. –
Se acerco a las gemelas. Ellas asustadas
por lo que vieron, ordenaron todo a la perfeccion.
- Muy bien chicas, 20 puntos.
- Alice. 20 puntos.
- Madre Stella. – Dijo Alice de forma
Angelical.
- ¿Si señorita Kant?
Ella entrego su cepillo con espejo
combinado y pregunto: ¿Puedo cambiar de objeto personal?
- Si, ¿cual deseas?
- Me gusta mucho leer… pero mi vista se
cansa. Y este ahora no tiene mucho uso. Tengo unos anteojos que sirven para
descansar la vista. –
- Si quieres, te recetamos unos.
- No por favor… prefiero los mios. Les
mande a hacer el marco exclusivamente, y soy muy vanidosa. ¿No hay problema que
elija eso como objeto personal no es asi?
- Claro que no pequeña. – Dijo stella,
intentando ser menos “dictadora”. – Te los entregare mañana a primera hora. –
- Muchisimas gracias, Madre Stella. –
Respondio la chica educadamente.
Jessica, había guardado su uniforme y ropa,
también asustada por lo que vio. Y por eso estaba leyendo el folleto. Luego de
ver eso, y sabiendo que pasaría por lo mismo si le quitaban su liston, se
sintió acorralada. Ortiz le demostró, que la fuerza no la salvaría en esta
ocasión. Muy molesta leia el folleto, y hasta pensó en aprender a rezar un
rosario. Lo pensó poco tiempo, pero aun asi leyó el resto cuidadosamente.
Sin embargo no la guardo prolijamente.
Stella lo detecto al instante y hasta pensó en darle un castigo por eso. Pero
se contuvo.
- Jessica cintio, 10 puntos.
- ¿Por que yo tengo menos puntos que
ellas?- Protesto Jessica.
- Tu armario no se encuentra lo
suficientemente prolijo. – Sentencio.
-Es injusto!- Continuo protestando jessica.
- Te hubiera parecido mas justo que
directamente te castigue y no te de puntos? Guarda prolijamente tu ropa como
tus compañeras y ganaras 20 puntos. – Sentencio Stella de vuelta, seriamente.
Jessica se quedo callada, un poco asustada por la reprimenda. No la asustaban
los azotes, pero recordó inmediatamente lo que vio en la sala de ocio.
Finalmente toco el turno de Mariela, quien
estaba sumamente nerviosa.
- L-Lo siento… es que no llegue a tiempo
y…-
- Llamas o arrepentimiento. –
“G-Genial…” Protesto para sus adentros
Mariela sonrojada. Recien había dibujado a sus compañeras y ahora…. Pasaría por
el mismo castigo de vuelta. Se inclino y tomo sus rodillas, apretando los
dientes. Esto hizo que su cara se ponga aun mas roja todavía. Los 20 azotes
cayeron rápidamente uno detrás del otro. Dolieron mucho e hicieron que Mariela
patalee. Pero no que llore. Se sintió mucho mas tranquila al ver que no alzo su
camison para hacerlo. Cuando volvió a su posición, sobo su trasero, y fue mas
la vergüenza que el dolor. Se sentía mas tranquila, y sintió que el dibujo la
ayudo a relajar todos los sentimientos que sintió durante su primer nalgueada.
- Guarda tu uniforme correctamente
Mariela.-
- Si Madre Stella…ow…- respondio, y
lentamente comenzó a guardarlos. Cuando finalmente termino , Stella continuo.
- Ademas, no has comido, ¿no es asi? –
Pregunto. Mariela sintió su corazón latir nuevamente.
- Es que…
- Necesitas alimentarte. No hay razones que
valgan. Llamas o arrepentimiento. –
- N-No por favor… me distraje!!- Suplico
Mariela. La monja continuo contando.
- En serio, no vuelvo a hacerlo, por favor…-
insistió. Su cola ardia luego de la nalgueada, y sabia que esta vez si
lloraría. Pero recordó la advertencia de Amy. Antes de los 10 segundos,
suspiro, y adopto la posición con sus ojos llenos de lagrimas. Finalmente,
Stella le dio 40 dolorosos azotes, en
los cuales Mariela nuevamente pataleo, gimio y suplico. Adolorida, y llorosa,
se la llevo a comer.
- Continuen tranquilas. Recuerden a las 12
se apagan las luces. –
Las chicas continuaron en silencio. Amy se
encogio de hombros, puso sus auriculares y dijo: “por eso es importante leer el
folleto”
Mientras Stella se encargaba de la
jovencita distraída, Ortiz buscaba a Rhonda rápidamente. “Si estuviera en los
pasillos, ya la habrían traido. Debe estar en el baño…”
Efectivamente, en el baño, Rhonda lidiaba
con el proceso a su manera. Apenas supo que no podia salir, busco un lugar a
solas por todos lados. Al no encontrarlo, opto por encerrarse en uno de los
baños. De todos los lugares donde había sido enviada este parecía el peor. Ya
pensaba que se había liberado de esta pesadilla. Sin embargo, no la alertaba
tanto las numerosas reglas, o el sistema recompensa/castigo. Le alarmaba sentir
que perdió de vuelta su libertad. Esta seria su cárcel. Ya lo sabia.
- Rhonda, estas ahí!!- Escucho gritar. Era
Ortiz.
Ortiz finalmente la encontró, abrió la
puerta y la hizo ponerse de pie.
- Señorita!!! No se presento a comer. No
esta en su habitacion con su uniforme reglamentario. Y su examen dio un numero
total de 0!! – Exclamo.
Rhonda no contesto. Ortiz intento
tranquilizarse. Despues de todo lo que la jovencita paso… Intento ser mas
tranquila. Dulcemente le pregunto.
- Bueno… dime la verdad, no me mientas. ¿No
respondiste ninguna por que no sabias no?
- No respondi ninguna por que no quize. El
resultado es el mismo.
Ortiz, molesta le saco un liston.
- Consideralo tu castigo por todo lo que
hiciste. Las reglas debes seguirlas. Si Stella te quita el otro liston, al
purgatorio. – Aclaro. La tomo de la mano y la llevo consigo.
Casi al mismo tiempo, las 4 llegaron al
comedor. Mariela continuaba sobándose y lagrimeando. Las obligaron a sentarse,
y Mariela solto un gemido. Avergonzada bajo su cabeza, mientras Stella las
cuidaba y Ortiz iba por la comida. Mientras comían, había un silencio absoluta.
Sentada en su adolorido trasero, Mariela pensaba con culpa como disfrutaba
dibujar a sus compañeras en una situación tan horrible.
Finalmente, Ambas fueron devueltas a sus
habitaciones. Ante la orden de cambiar a su camison, Rhonda obedecio, y todas
observaron asombradas que también le faltaba uno de sus listones.
Mariela, un poco acongojada y deprimida, se
sento en su cama. Apreto los dientes, sintiendo nuevamente la friccion en su
cola. Estaba decidida a dormirse, hasta que un salto violento la alerto. De
repente tenia una rubia sentada al lado suyo, en posición de indio.
- Owwww eso debio doler mucho!!!- escucho
decir a una voz chillona.
- Si, deberías leer el folleto. Yo lo
lei!!- Escucho a su otra hermana. Ambas hermanas hablaban parecido. Y eran
idénticas. Ellas notaron como siempre que las confundían y Amy bromeo. Estiro
el cuello de su camison y dijo: Esto ayuda a saber cual es cual no?? ¡¡Yo soy
Amy!! Annie imito a su hermana y dijo: Yo soy Annie!!
Mariela continuo en silencio y Amy ocupo
rápidamente el silencio alrededor de ella.
- En serio, lee el folleto. Mi hermana es
una floja, por eso no lo hizo.
- Yo no soy una floja!!
- Si eres flooooojaaaa!!- se burlo Amy.
Ambas comenzaron a pelear, con Mariela en el medio, quien continuaba deprimida.
- Ya!! La vas a molestar.- Protesto Annie.
- Si… Lo siento. Bueno, pero te damos este
consejo por que sos la única que si acepto ser mi amiga.
- Quien es tan tonta para querer ser tu
amiga.
- Queres pelear?-
Mariela sonrio un poco ante la efusividad
de las chicas.
- Asi! Mira. Te hubieras ahorrado mucho si
hubieras hecho caso al instante cuando te dieron a elegir castigo!! – Explico
Amy. Recordo lo sucedido y suspiro: … Si de todas formas… tenemos que hacer
caso. No hay opción..-
- No viste como salen las chicas del
purgatorio??? Es horrible!!!
- No… como salen?
- Lee el folleto!!- Dijeron ambas al
unisono.
Mariela se sintió menos deprimida. La
alegría de ambas la despertó, y el dolor en su pecho se fue.
- Luego… lo leo. –
- No, leelo ahora!!-
- Dejala, yo le explico lo mas importante.
– Dijo Annie. – Mira, te dan 10 segundos…-
Annie y Amy, no
dejaron de hablar, en la cama de Mariela. A tal punto que cuando las luces se
apagaron, ellas seguían ahí, y tuvieron que volver a sus camas a oscuras.