- Paf… PAf…
paf PAF PAF!!! –
Mientras Mariela rezaba en el rincón,
escuchaba a su compañera ser sonoramente nalgueada. En silencio, volteo para
ver si alcanzaba a ver la nalgueada, sintiendo mariposas en su estomago. No
solo disfrutaba ver a las gemelas ser castigadas, también era fascinante verla
a Jessica y a Rhonda. Lo único detestable era cuando le tocaba a ella. ¿Soy
insistente al decir que Mariela nunca había ido al rincón? Solo lo había visto
en caricaturas y en sobrinitas.
“Hace cuanto tiempo estare aca…. Ya me
duelen los brazos… y las rodillas me duelen horrible… Y solo llevo 1 padre
nuestro y 3 ave marias…” Penso espiando de reojo. Desde su posición, apenas
alcanzaba a ver la cama, y el rostro de Rhonda mientras recibia los azotes.
Naturalmente se tardaba bastante ya que apenas se concentraba en rezar. Sus
orejas estaban hipersensibles ya que lo único que podia ver era el rincón.
Rhonda crecio de orfanato a orfanato,
acostumbrada a institutrices injustas, compartir habitaciones y uniformes
viejos. Sabia perfectamente que es mejor no contradecir viejas locas, que es
mejor usar el uniforme como te dicen, que es mejor tener tus cosas ordenadas…
no por las reglas sino por vos misma. No hay muchas posesiones personales y
tienen a desaparecer con demasiada facilidad. Lo que no sabia era hacerse
trenzas.
Stella se encontraba frente a un dilema.
Nalguear a Rhonda era como pegarle a una almohada o a una bolsa de papas. Su
cuerpo ligeramente se movia hacia adelante con cada azote y ella no daba
muestras de dolor. Stella daba azotes rapidos y sobre la falda no para castigar
a las alumnas, sino como una advertencia. Pero a partir del azote numero 10,
intento hacer que Rhonda sienta las nalgadas. Concentro los azotes en un solo
lugar pero nada. Los últimos 3 se los dio bien fuertes, y finalmente consigo
que Rhonda flexione ambas rodillas y suelte un pequeño gemido. Ya de pie, le
dio la orden de hacerse sus trenzas.
“No puedo creer que haya soportado tanto
sin gemir” Penso Mariela aun volteando. Suponiendo que Stella no la miraba,
quito sus brazos de su posición y apretó varias veces sus manos. “Cansa tanto
estar asi…”
Para su sorpresa, Stella si la había visto.
Miro rápidamente al rincón, y continuo rezando con los brazos en su espalda.
PAF PAF PAF!!
-
OWW AYYY!!!- Sollozo Mariela.
-
No creas que no te escuche.
Empezas desde el principio. La nariz entre las dos paredes. Y arrodillada
derechita. No estas descansando, estas arrepentida por tu indisciplina.
-
SI Madre STELLA!- Exclamo
asustada. Se arrodillo derecha y con la nariz entre las dos paredes. Antes
tenia su peso descansando en sus pies, ahora debía mantenerse erguida. Recordo
que era la pose que Alice tenia en el rincón.
-
Reza todo el misterio desde el
principio. Hasta que no vea que cumplas tu castigo como corresponde no salis.
-
S-Si Madre Stella.- Suspiro. –
Padre nuestro…- Comenzo.
Mientras rezaba, pensaba
por dentro. “Creo que hasta prefiero las nalgadas… Estoy muy cansada… No hay
forma de salir de esto mas que cumplir el castigo…. Y encima sigo en
exhibición. Quiero voltear pero ya no me animo… Me va a quitar mis listones… Mi
espalda duele…” Protesto. Recordo a la chica en mameluco de castigo y el morbo
que le dio. “Pobrecita… pensar que ella esta pasando por lo mismo…” Luego de
eso pensó en el morbo que le daría imaginar a las gemelas en esta posición. Y
mientras lo hizo, titubeo un poco, dejando de rezar. Al instante sintió la
nalgada.
-
Owww!!
-
Esa oración la inicias de
vuelta.
“Esta atrás mio….? Mejor
dejo de penjsar en tonterías y termino de rezar rápidamente… Mis rodillas
duelen…” Protesto.
Una vez que termino el castigo de Rhonda,
todas continuaron con sus cosas. Para la
sorpresa de Stella, Rhonda no daba signos de querer sobarse, al contrario de
Jessica que no lo hacia por orgullo pero se notaba que su cola aun sentía el
hervor.
Rhonda, frente al espejo, intento hacerse
trenzas sin excito. Al instante una rubiecita se teletransporto al lado suyo.
-
No sabes hacerte trenzas? Yo te
ayudo, dejame.
-
No es…- contesto pero enseguida
Annie comenzó a jalarla de su brazo como una niña.
-
Vamos vamos, siéntate aquí!! Yo
te enseño!!- Exclamo. La “obligo” a sentarse (annie realmente no podría obligar
a nadie a hacer nada) y desarmo su pelo. Le saco sus listones y cepillo y
comenzó a cepillarle el cabello con la dulzura característica de Annie. Dulzura
que Rhonda había sentido muy pocas veces en su vida.
-
Woooooooooow, no puedo creer
que hallas resistido tanto sin quejarte. Como hiciste?
-
Sencillamente lo hice…-
Respondio Rhonda.
Las chicas justo
estaban teniendo esa charla detrás de la castigada Mariela quien quería
escuchar todo. Pero no podía, Stella iba a nalguearla de vuelta y capaz
obligarla a empezar desde el principio. Intento no dejar de rezar de vuelta y
asignar una parte de su cerebro a rezar automáticamente. Mientras lo hacia,
volteo levemente y justo vio una reacción adorable de las gemelitas.
Pero retrocedamos en el tiempo, ya que
Mariela es dibujante y para ella todo se basa en escenas. Ella miraba triste y
castigada el rincón. Un rincón que pocas cosas emocionantes tiene. Avergonzada
por lo que paso y mostrando cual ejemplo un ridículo calzon semanal…. Con el
dia equivocado, escuche la dulce voz de las gemelas, una peinando a rhonda, la
otra celebrando lo mucho que aguanta. En ese preciso momento, Mariela voltea y
ve a Rhonda sentada, Annie de pie atrás (es muy bajita y rhonda muy alta )
peinándola y Amy sonriente delante, con sus manitos en la cintura. En ese
momento en el que Amy festeja lo mucho que Rhonda aguanta, Amy se rie soba su
cabeza con una mano y su cola con la otra. Annie se soba la cola con una mano,
mientras que con la otra toma el pelo de Rhonda deprimida y se pone cabisbaja.
Y al unisono dicen: Yo lloro apenas recibo 5 nalgadas…
PAF!!
-
Mariela, que haces volteando de
vuelta!! Y por que ya no rezas?
-
Ayyy!!
Stella la nalgueo varias
veces hasta que la chica tomo su nalgas con ambas manos.
-
Desde el principio…
-
Ya llevo como 3 horas aca.
-
Y sin chistar!!- La regaño.
“Esto es horrible… la
próxima elijo nalgadas a esta… mierda… Pero esa imagen… tengo que dibujarlas.”
Penso.
-
No te escucho Mariela. Y ponete
en la posición que te dije.-
Mariela suspiro. “Voy a
tener que cumplir este estúpido castigo o me va a tener aquí 3 horas…” – S-Si
Madre Stella.- Contesto. Cerre los ojos, mantuvo su posición y comenzó de
vuelta a resar el rosario.
La conversación de las
chicas continuo, y aunque Mariela continuaba escuchándolas estaba decidida a
dejar el rincón.
-
Ahí estas. Te quedan re bien!!-
Festejo Annie.
-
Gracias…
-
Ahora te toca hacérmelas a mi.
-
A ti?... Pero no se.
-
Ufff ya te convenció para que
la peines.- Dijo Amy.
-
Aun no me convenció. – Protesto
Rhonda. Pero en dos segundos Annie ya estaba sentada delante de ella, con su
pelo desarmado y sus listones en las manos.
-
Jajaja te lo dije.
-
Pero…
-
Por favooor…
-
Ay…Annie ama que la peinen.
Ahora te lo va a pedir todo el tiempo. ¿queres tu conejito bebita? Siempre lo
abraza mientras la peinan.
-
NO. No lo quiero. Dale,
péiname… Necesitas aprender. O vas a tener todos los días el mismo problema.-
Protesto Annie cruzada de brazos. Convencida Rhonda comenzó. Amy estaba celosa.
Ellas siempre se peinaban entre ellas. Bromeando, le dio su conejo y
efectivamente ella lo abrazo. Rhonda no sabia peinar, lo hacia torpemente y
tironeándole el pelo.
-
N-no importa…- Decia Annie
ocultando el dolor.
-
Si, es mejor darle unos tirones
o se duerme. – Se burlo Amy. Pero era verdad.
Rhonda intento numerosas
veces peinarla. Amy y annie la ayudaban.
-
No quedaron tensas.
-
Y los listones… de vuelta!!-
Insistio Annie. Rhonda ya estaba cansada, pero Annie era tan dulce que la
envolvía en un aura de calidez.
Mariela, luego de muchos
intentos se levanto del rincón. Se sintió deprimida, agotada, con su cuerpo,
sus brazos, y por sobre todo sus rodillas adoloridas.
-
Ahora a bañarte. ¡!Rapido!!
-
Si Madre Stella. – Suspiro
Deprimida. Tomo su toalla, el calzon correspondiente y rápidamente fue a
bañarse.
-
Madre stella.
-
Si Kant?- Pregunto la mujer. La
niña era la imagen viva de un angel.
-
Quiero ir a la biblioteca… para
poder concentrarme. Puedo?
-
Por supuesto que si. Y que
aplicada que eres. 10 puntos por eso.
-
Muchas gracias Madre Stella.-
Dijo con una pose de agradecimiento, sus manos entrelazadas adelante y bajando
levemente su cabeza.
-
Hey… entonces yo también puedo
irme? – Protesto Jessica.
-
Si, solo vendre para ver que
Mariela si use su uniforme como corresponde.
Deprimida, Mariela se baño y
viendo el ridículo calzon, se lo puso. “No puedo creer que fui castigada por
algo asi…” pensó. Intento hacerse sus trenzas cuidadosamente recordando el
castigo que recibió Rhonda. “Creo que ya están bien…” suspiro, viendo uno de sus
listones y recordando a la chica en mameluco blanco. “Mejor me apuro” Suspiro
nuevamente.