Si les resulta mas comodo wattpad, aqui tambien lo subi: https://www.wattpad.com/myworks/143412340/write/553992768
“Lo peor de la casa de la abuela es sentarse” pensó Liliana
sentada en su sillita en el rincón de la cocina.
La silla, era una silla para niñas, y en su respaldo decía
naughty. Así sentada, su vestido amarillo se levantaba por su crinolina, y ella
continuaba esperando, apoyando su mentón en sus manos. Se encontraba irritada y
de mal humor, el peso de su cuerpo caía en su colita recién castigada,
generándole ardor. Sentía como sus bloomers apretaban sus muslos, se sobaba, y
las puntillas de estos le picaban. Cuando le picaban, sentía como las puntillas
de su vestido, hombros, cuello y calcetas le picaban al mismo tiempo y esto la volvía
loca.
Detrás suyo, el resto de las mucamas trabajaban, y dos
mucamas esperaban cerca. Una un poco bajita, morochita, de anteojos y con cola
de caballo. Parecía estar más ocupada en esconderse y jugar con su celular que
en trabajar. La otra activa, de cabello oscuro y muy voluptuosa, tenía su
cabello en dos rodetes. No era muy alta tampoco, pero no tan baja como su
compañera.
- Ya paso como media hora!!! ¡Yo solo quería helado!!-
Protesto, pero fue ignorada. Dio otro suspiro y continúo esperando, mientras
las mucamas caminaban de un lado a otro apuradas trabajando.
- ¿No deberíamos dejarla salir ya? Pobrecita... – Dijo la
morocha.
- Se robo el helado. Recorda lo que nos dijeron. Es mejor
que la vea su abuela o María ahora.
- Si… pero, María y la señora Hudson apenas saben usar un
celular. Les mande 3 mensajes ya- Protesto la morochita.
Liliana de reojo, vio a la mucama mostrando el celular. Era
viejo, y tenia teclado. “Mi abuela esta atrapada en el siglo 20...” protesto
para sus adentros.
- ¿y que tiene, si es su helado? – insistió la chica.
- La jefa la hace seguir una dieta especial. Nos castigaran
si descubren que la niña no come bien y a sus horas. ¿Por qué no te fijas si
tiene sus colitas bien apretadas?
- Otra vez Vicky? Se las hice 2 veces – Se quejo la morocha.
- Mica, sos re vaga. Solo fue una voz y una la colo. Deja
que se la hago yo. – Se quejo. – Lily dio un montón de problemas hoy para
arreglarla. Si la señora Hudson la ve desprolija nos mata.
Liliana sintió pasos acercarse a ella, y luego, sus cabellos
desatarse.
- Ya te las desajustaste? Es la tercera vez hoy...- insistió
la mucama mientras se las hacia bien ajustadas.
- ayyy! - protesto agarrándose la cabeza.
- lo siento princesita, Pero reglas son reglas -. Dijo atando
bien firmes sus enormes moños amarillos. Si Liliana ya estaba molesta, ahora lo
estaba aún más con las coletas dejándola China.
- Ya está. – Dijo y Liliana escucho los pasos alejándose.
Con las coletas así de apretadas, Liliana se sentía más malhumorada todavía.
- Te lo dije.
- ¿Por qué no la castigan ustedes? - Protesto la cocinera,
irritada de que molesten en su cocina.
- Yo pegarle ni loca. – Se quejo la morocha.
- Entonces dejen de molestar acá que estamos trabajando. –
Contesto.
Ambas se molestaron y se acercaron a ella.
- Ya bastante le pegaste vos con la espátula a la pobrecita.
La hiciste llorar y todo. Es mejor que su abuela hable con ella y le enseñe que
robar es malo.
- Si, ni loca le pego. No se en que piensa la señora Hudson.
Hasta nos dijo que si quisiéramos usáramos su paleta. ¿una paleta para una nena
tan chiquitita?
- Si! Es una angelita que solo quiere jugar.
- Es un demonio.
- Sos injusta con ella, mírala ahora en su rincón. – Señalo y….
-Lily!! ¿Dónde estás? – Exclamo y ambas salieron corriendo.
Lily por su parte, estaba escondida en uno los muebles.
"Nota mental... ni volver a acercarme a la cocina"
pensó, saliendo de su escondite y corriendo afuera de la cocina.
“sí corro a mi habitación seguro se olvidan en unas horas…”
pensó Liliana. Rápidamente, se dirigió hacia allá y se metió.
Lo primero que hizo al entrar fue desajustarse los listones.
“mejor…” pensó sobándose la cabeza. Luego se acercó a su ventana, y se asomó
por ella parándose en puntas de pie.
“No quiero quedarme encerrada acá hasta que sea mi siesta…
pero si vuelvo…” pensó y se sobo un poco la cola. “Esa tonta de bethy sigue
pensando igual de fuerte…Al menos conseguí helado! Ahhh… Debería pedir permiso para salir.” Continuo.
“No, no, me van a poner ese tonto delantal, y me van a llevar con un pretal!”
Sin más dudas, busco uno de sus banquitos y lo llevo a la
ventana. Se subió a él, y con un poco de dificultad, se subió a la ventana,
saliendo por ella y parándose en una pequeña superficie del lado de afuera.
“Despacito…” pensó acercándose a la enredadera de la antigua mansión que
recubría la mayoría de las paredes. Se trepo a través de ella y bajo hasta una
pequeña columna. Piso bien y miro hacia abajo. “ 1….2….3!” se dijo a si misma y
dio un largo salto cayendo con todo su peso en sus pies.
“bien!!” se festejó, pero perdió su equilibrio y cayo
totalmente de cola.
- OWW…..MPH!- Exclamo pero enseguida se tapo la boca. “Tene
cuidado tonta, si nos descubren, volvemos al rincón!” se auto regaño. Se paro
incómodamente y se sobo con ambas manos “Eso dolió…. Ay, esa estúpida de bethy
me dio re fuerteee!!! ¿Qué le molesta que le saque helado, tiene la heladera
llena” se quejó. Al sobarse, las puntillas de sus bloomers, le generaron
picazón, y como siempre, sintió las puntillas de las demás partes del vestido
picándole también, haciéndola poner de mal humor. “Se notará?” pensó Liliana, volteando a ver su trasero.
“No… casi no se nota... gracias a estos tontos bloomers…” pensó, y sonrojándose
estiro su corto vestido lo más que pudo. “No importa lo que mi abuela diga…
parecen pañales. Acá afuera hay chicos Liliana, Tenes que ser cuidadosa…”
Camino muy cuidadosamente entre los arboles e intentando
evitar mucamas. Pero a medida que su preocupación disminuía sus hábitos
volvían. Pocas cosas la divertían tanto a Liliana como trepar o esconderse en
lugares. La mayoría de las veces se escondía sencillamente de la nada, y otras
se trepaba solo para ver hasta donde llegaba. Obvio su vestido a veces daba
problemas, pero no era algo que le preocupe. “Después de todo, para eso tenemos
las mucamas, para que lo laven. Nunca entendí por que la abuela se hace tanto
problema. Y mas por estos vestidos viejos.”
Trepo un árbol y desde arriba vio varios campesinos
trabajando. Además, podía ver sus casas. Vio un par de niñas usando su mismo
modelo de vestido, pero sin puntillas. Se subió y espió otra familia.
“Espera…. ¡Esa … la conozco!! ¡Tiene mi edad!! ¡Es injusto,
por que a ella si la dejan usar vestido largo!!” protesto Liliana. “Y si la
molesto…? Nahhh… estas campesinas son re aburridas, luego me acusan, aunque…” Dijo
y vio a lo lejos a marcos. Desde muy niña le fascina molestarlo.
Se acerco gateando a un escondite cerca de donde el
trabajaba y lo observo: Habían pasado los años y el había crecido. Era lo
primero que le llamo la atención. Pero no le importo, y tomo un par de semillas
del arbusto y empezó a arrojárselas. Se rio de sus gestos, hasta que el chico
comenzó a intentar preguntarse de dónde venían.
“Mejor corro” pensó Liliana aguantándose la risa y se salio
de su escondite.
“Eso fue divertido” pensó Liliana, pero de repente, sintió
un jalón de su cintura, hasta terminar suspendida en el aire, y una sonora
nalgada. Pataleo tomándose la cola y luego se jalo el vestido, intentando ver
quien la alzaba.
- AY!! ¡Acá no!! ¡Se me ve todo!!- Protesto la niña
sonrojada.
- ¿me queres decir que haces acá mocosa? ¡Estas toda
sucia!!! ¿Por qué no nos dijiste que te llevemos a pasear si querías? Deci que
te vi, si tu abuela nos ve así nos mata! ¡Te estábamos buscando por toda la
casa!
- Bajame!! ¡Si les digo me van a llevar como un perro y con
ese tonto delantal!!
- Lilianita!! – Exclamo la mujer.
- No me pongan nombres, no soy mocosa, ni “Lilianita” soy…
AY SOLTAME!- Protesto, mientras la chica la levantaba con facilidad, la ponía
en su hombro y le daba otra nalgada.
- Bueno señora “Ay soltame”, ya casi es hora de tu siesta,
estas toda sucia, y jugando acá afuera. ¿ya comiste?
- No... – contesto sonrojada, intentando jalar su vestido en
su nueva posición.
- Sos terrible mocosa! - Dijo la chica llevándola
rápidamente. Una vez dentro de la mansión, Liliana dejo de taparse y colgó
resignada. Liliana conocía sus limitaciones. La mucama era alta, y flaca, pelirroja
y de pelo muy cortito. En cambio, lo que tenía en agilidad, no lo tenía en
fuerza. Hasta le costaba abrir la puerta de la mansión.
Ya adentro, Micaela y Victoria se acercaron alarmadas. La
pelirroja la bajo, y Liliana se cruzó de brazos molesta, por haber sido cargada
como una muñeca.
- Pequeña Lily!!- Exclamaron las dos.
- Donde estaba!!
- La nena se fue a jugar sola afuera! ¡Y ni siquiera comió
aun!!!
- No comió??
- Si la ve la patrona nos echa.
- Que me pague la indemnización… - dijo la morochita.
- Dale Micaela en serio!!- Protesto la chica voluptuosa.
- Nosotras la cambiamos, vos anda y cocina. – decidió la pelirroja.
- Si! - decidieron todas al unísono y rápidamente se la
llevaron de la mano a Liliana.
- No necesito que me cambien puedo cambiarme sola…- Protesto
Liliana, pero la ignoraron.
Ya, en el pasillo cercano a su habitación, se cruzaron a una
delgada mujer, de falda en tuvo, y entrada en sus 50.
- Hola chicas, ah, veo que aquí esta.
- Usted es la nueva institutriz no?
- Vos también sos nueva…- contesto Liliana.
- Así es, Pequeña Hudson. ¿Dónde ha estado? La he esperado
para sus clases toda la mañana.
- Yo…
- Jugando afuera, donde va a estar.
- Valla valla, eso amerita una medida disciplinaria. – Dijo
la mujer, sacando su fina vara. Liliana al verla trago saliva. Y la pelirroja
insistió: Es verdad. Encima se escapó del rincón hoy y estuvo robando helado. Tomo
sus manos y la obligo a inclinarla.
- Hey! No!- Protesto Liliana intentando forcejear un poco,
pero con la más absoluta facilidad, la inclino para su castigo. La morochita,
dio la espalda a la situación, saco su celular y se puso a jugar con él.
- Esto te enseñara mucho, - Dijo la mujer, levantando su
vestido y apoyando la vara en su cola. La vara corto el viento y PAF!
Sorprendida, Liliana pensó: “Eso…. Eso casi ni dolió. En
verdad es nueva”. Paf! Sintió otro azote y se regañó a si misma: “¿Qué haces
tonta? Llora o se van a dar cuenta que no te duele!!”
- WAAAAA- Sollozo Liliana, con su cara roja y lagrimeando,
mientras los azotes caían. Estando acorralada, Liliana uso su arma secreta, su
ternura. Liliana era una chica preciosa, de grandes ojos azules, dorados rizos
de ángel, pecas y mejillas rosadas. Su rostro aniñado le molestaba ahora que ya
había crecido, pero aun así continuaba sacándole provecho. Ver a la pequeña
Lily llorar, le rompió el corazón a las 3.
- Ya pobrecita déjenla!! ¿Tanto le van a pegar por solo
jugar? – protesto la morochita.
Ambas se sintieron un poco culpables, y cuando la soltaron,
Liliana se sobo los ojos llorando. La morochita la abrazo, y ella le devolvió
el abrazo muy cariñosamente.
- ¿Ya risitos de oro, cuando quieras salir a jugar me avisas
sí? - Dijo revolviéndole el cabello.
“Risitos de oro…”
- Si!- Exclamo lili y la abrazo.
- Bueno pequeña Lily, veo que ya aprendiste tu lección, te
espero luego de tu siesta.- dijo apretándole un cachete.
- Si… waaa…- Respondió sobándose los ojos. Mientras se
despedían, la pelirroja observo de reojo como se estiraba el vestido, y tenía
un pequeño berrinche, seguramente frustrada por lo corto que era. Hacia poses,
viendo que tanto se levantaba al moverse, y se revisaba la cola por si quedaron
marcas. Luego se sobaba el cachete.
Entraron, y la morochita se dirigió rápidamente a su
cabello.
- Es hora de tu siesta “risitos de oro”. - Cruzada de
brazos, Liliana suspiro fuerte levantando su flequillo y mostrando disgusto.
La morochita comenzó a desarmarle sus moños, mientras ella
malhumorada se sentaba y apoyaba la cara en una muñeca.
“Recién lloraba y ahora…?” pensó la colorada.
- Colo! ¡Ándale quitando el vestido! – Dijo la morochita.
- Si…- respondió, y empezó a desabotonárselo por la espalda.
-Chicas…. Yo ya se vestirme sola…- Se quejo Liliana. Ambas
la ignoraron, y la pelirroja intento sacarle su vestido por los hombros. Lo doblo, y luego le saco sus zapatos y
calcetas.
Con Liliana en ropa interior la morochita se acercó y dijo:
Hoy usaras…. Este.
- Ay no… ni loca uso ese, ya soy muy grande para…. –
- Llego la comidita!!!- exclamo la chica voluptuosa. - ¿Por
qué todavía no está en pijama?
- Porque la nenita cree que es muy grande para usar pijama.
- Ay pequitas…- Dijo la otra chica.
Sintiéndose ignorada, Liliana protesto: ¡No cualquier
pijama!! Es ESE pijama. ¡Es de cuando era chiquita!! Hasta tiene dibujitos en
el cu…
- Uy cierto, ahora sos tan grande… Usarías el otro si no lo
hubieras ensuciado con pasto, “pequeña mocosa”
- Le voy a contar a mi abuela que me hablas así!! –
- Se nota que no sabes tratar con chicos patricia. – dijo la
chica voluptuosa.
- A ver VICTORIA, enséñame-
Victoria se agacho, apoyando las manos en sus rodillas y poniéndose
a la altura de Liliana. Al hacerlo, sus enormes senos se marcaron, provocando
la envidia de Liliana.
- Cachetitos, todas usamos pijama…
- ¡NO SOY CACHETITOS, SOY LILIANA!!- Exclamo emberrinchada.
- …Y si dejamos que coma y se vista sola…? - Protesto la
morocha, con el mameluco en una mano y revisando su celular con el otro.
- Son las DOS y media Melina…, y la nenita aun no comió ni está
tomando su siesta. –
- Dos y media ya??- Se pregunto y vio la hora en su celular.
- …Nos van a matar. –
- A ver ternurita… ¿Queres que la tía Vicky te ayude mejor?
Pobrecita, no tenes la culpa de que esa colorada mala no sepa vestir a una nena
en como media hora.
- ¿QUE? Si no fuera por mi ella seguiría jugando afuera. A VOS
se te escapo una mocosita del rincón!!!
- SI ESTUBIERAS AHÍ PARA AYUDARNOS Y NO VIVIERAS EN TU
MUNDO, NO SE HABRIA ESCAPADO.
Las dos explotaron en una conversación, mientras Liliana las
miraba muerta de la risa, y Micaela atrás. De su delantal, saco un paquete de
papitas.
- ¿queres?
- …Si. – Contesto Liliana, viendo asombrada como Micaela las
observaba muy relajada, sin desesperarse por que ella se cambie.
- Si aprovechas ahora y te cambias?... Claro, salvo que
quieras que Vicky te diga “Ahí viene el avión…” –
Las otras dos por su parte.
- Aparte, YO SI SE hablar con ella y ella a MI
me entiende. NO COMO VOS QUE SOLO GRITAS TODO EL TIEMP…-
- Chicas, ya está.
- ¿Cómo ya está? Ayuda con algo y…
Cuando voltearon, no solo la comida ya estaba lista, Liliana
dormía angelicalmente en su cama abrazando un peluche.
- Luego les enseño. - Dijeron yéndose, con Micaela orgullosa y satisfecha.
“seguro ya se
fueron…” pensó Liliana abriendo los ojos. “Si prendo la luz, van a darse cuenta
de que estoy despierta y van a volver a molestar. Mejor espero a que mis ojos
se acostumbren.”
Miro de reojo y vio que la ventana estaba trabada, para que
no entre la luz.
“Odio la siesta…” Se quejo. Cuando sus ojos se
acostumbraron, salió de su cama y se dirigió a la puerta. “Y si me escapo…
aunque… no quiero que los chicos me vean así…” Pensó viéndose su mameluco. “Me
lo hicieron usar al final… es de cuando era chiquita! Parezco una beba con él y
encima…. ¡Cierto! “pensó, y volteo. “Que suerte que nadie me vio” dijo
abotonando uno de los 3 que tapan la parte trasera y que tiene el ojal
agrandado. Por más que lo cosían, se descosía siempre. “Mi abuela lo debió
haber hecho mal…” pensó, ya que este era uno de los que su abuela le hizo.
“Espera… será exactamente el mismo??” Pensó preocupada. Lo agarro de varios lados,
en especial de su pecho y caderas y protesto deprimida: “No puede ser que sea
exactamente el mismo y me quede tan bien…”
“Ya se, mi abuela lo debió haber agrandado… De todas formas,
me viaje 6 horas hasta acá solo para estar castigada… No sé qué voy a hacer 3
meses sin internet…” suspiro.
“Cuando mi abuela supo que vendría de vacaciones 3 meses
cuando era una niña, se entusiasmó tanto que me compro todo un guardarropa,
hizo esta habitación, y hasta me coció a mano este pijama, el delantal, y las
puntillas de mis vestidos. Hasta les coció crinolinas a mis camisetas”.
Ella usaba el típico vestido que usan las niñas en el
pueblo, pero la infantil Liliana de 10 años, protestaba con que era demasiado
simple y ella era una princesa, por eso su abuela se los coció.
Se arrodillo en la alfombra, y gateo hacia donde aún estaban
sus juguetes. Ella se quejaba de tener que usarlos, pero nunca se animaría a
hacerlo frente a su abuela. Recuerda muy bien lo feliz que se puso cuando era
una niña y vio todo lo que su abuela le compro. Ese recuerdo lo atesoraba.
Revisando entre sus juguetes viejos, encontró a su muñeca,
“Dolly”.
- DOLLY!!- exclamo
abrazándola. – Y mira!!! ¡También traes tu pijama!! –
Dolly era su muñeca, y la única compañía de la pobre niña
rica. Su abuela era muy respetada y todos los del lugar le tenían un enorme
respeto. Por eso, la pequeña Lily se movía en una burbuja de cristal, y los
pueblerinos temían que la sobreprotegida mocosa los pueda meter en problemas. Además,
La preciosa niña inspiraba la ternura de todos, y aunque eso podía ser bueno
también la hacía sentir excluida. Y también la volvía un poco creída.
- ¿Acá debe estar el resto de tu ropa no Dolly? - Le comento
a su muñeca, y dejando ser libre al lado de ella que aún era una niña, jugo
tranquilamente con su muñeca. Después de todo, a pesar de estar castigada, sin
celular, sin notebook, y teniendo que cumplir los horarios de una niña…. Seguía siendo una niña consentida, y tenía su
habitación llena de juguetes.
Aun así, intento dormir su siesta un par de veces, pero
sencillamente no podía.
- Hora de despertarse Liliana Hudson. – Dijo María abriendo
la puerta. Al entrar, vio a la pequeña Lily, jugando en 4 patas en la alfombra,
en su mameluco rosa.
“…Esa cola ni siquiera esta rosa y no durmió su siesta...”
pensó viéndola a través del botón que otra vez se le había salido. “Las chicas
dicen que la habían castigado. Se nota que no la conocen... Si hubiera dormido
tendría el pelo todo inflado, y ahora hasta tiene la forma de sus colitas...”
Lily volteo, y notando la presencia de María, corrió a ella, dando un salto y
colgándose de ella de un abrazo cariñoso, como lo hacía siempre.
- María!! ¡Ahora estas ocupada siempre y ya no me prestas
atención!! – protesto apoyando la cara
contra su panza.
María, era una mujer mayor, que acompaña desde siempre a la
Familia Hudson. Su uniforme, presentaba un par de características distintas que
mostraban su rango como ama de llaves. En vez de cofia, usaba una elegante
boina blanca, y en vez de un listón en el cuello, llevaba una gema de adorno.
Fue quien se encargó de cuidarla durante todo aquel verano, y conoce a Liliana
desde que era una beba. Además de aparecer siempre en las reuniones familiares.
María, revolvió los dorados rizos de la cariñosa muchacha y
recordó cuando llego a la casa hace algunos días……
----------------------------------------------------------------------------------------------------------------
- Me engañaron!! Devolveme a mi casa!!
Fue un viaje largo y tedioso de 6 horas. Y mientras el chofer,
soportaba el intenso recorrido a través del camino sinuoso y a Liliana, Liliana
veía su viaje a Brasil alejarse por cada metro que viajaban. A través del
intenso calor, pasaron por la ciudad, entraron a la ruta por varias horas, y
luego, a un pequeño pueblo de calles empedradas. “Esto es lo más parecido a una
ciudad en 100 kilómetros…” protestaba Liliana. Luego, media hora más por ruta
hasta llegar a las hectáreas de su abuela. Vio un par de casas chiquitas en el
camino y luego de eso, la mansión de su abuela.
Se bajo a los gritos:
- AHORA YA PERDI EL VIAJE!!! – Exclamo, y batallo contra su
pesada y gigante valija, intentándola bajar. Hasta que sintió que alguien
alzaba su valija como si nada y la colocaba en su hombro.
- María!!- Exclamo saltando y abrazándola.
“No cambio nada…” Pensó María, quien estaba preocupada porque
su niña este totalmente diferente. Luego de todo lo que había pasado.
Cuando se bajó, luego de darle un buen vistazo, se dio
cuenta que obviamente ella ya había llegado a la pubertad. La mocosita llevaba
el cabello alisado con mucho gel, tenía toneladas de maquillaje, llevaba una
mini falda, una sugestiva blusa con escote, y un corpiño con mucho aro que
intentaba rellenar su escote. Además, llevaba una carterita, aritos y zapatos de
plataforma.
- María! ¡Estas exactamente igual!! Hey!! Quiero hablar con
mi abuela. Acá no tengo señal ni wifi, y no me responde los mensajes.
María no entendió nada de lo que dijo, pero aun así intento
responder: Pequeña Lily, sabe cómo es su abuela. Ella no utiliza celulares,
apenas ha comenzado a usar su notebook.
- Si, si, es igual que siempre…- Dijo caminando rápido hacia
la casa. – Donde esta? Quiero hablar con
ella. ¡Este estúpido chofer me trajo hasta, debería estar en Brasil ahora! Y
todo porque el idiota solo sigue ordenes de ella. Voy a hacer que lo eche.
- Su abuela, pequeña Lily, se encuentra muy ocupada, me
encargo recibirla.
- Jaja…. Pequeña Lily. Ya soy grande María, ahora tenes que
llamarme Liliana. Supongo que tendré que pasarme unos días acá… hasta que me
den unos pasajes nuevos. Aunque pasar unos días acá con ella seguro va a ser un
dolor de…. cabeza. – dijo, viendo su cola de reojo y apoyando una mano. – YA
DEBERIA ESTAR EN BRASIL AHORA!!- Exclamo enfadada.
- Liliana Hudson! – Exclamo María. – En verdad cree que
merece unas vacaciones luego de haber repetido de año?? – protesto.
- Hasta vos te enteraste? - Se sorprendió Liliana. – Esa
escuela igual era una mierda. Mi papa decidió dejar de invertir de ella y
cambiarme. Con unos arreglos, entro a otra donde me traten mejor y paso de año.
– Contesto la niña cruzada de brazos.
Entraron a su habitación y giro un poco observando alrededor.
- Wow…. No cambio en nada. – Pensó viendo las mismas paredes
rosas. Hasta que vio la pequeña sillita en el rincón que decía “Naughty” en el
respaldo, junto a la paletita. - ….En… Nada…- Pensó Liliana. – Necesito hablar
con mi abuela cuanto antes.
- Liliana, si queres hablar con tu abuela quítate esos
aritos. Ya sabes cómo es ella.
- Si… cierto, ella es tan anticuada… Bueno, al menos traje
mi bolso, mi note…- contesto Liliana
sacándoselos. Pero apenas se los saco, María la tomo muy fuerte de la oreja.
- AY!!!- Exclamo, aunque Liliana, sabía que tarde o temprano
iba a pasar. – Ya estoy grande María!! –
- ¿Me queres decir que haces vestida así? - Exclamo
tomándola de la cintura y dándole unas sonoras nalgadas. Liliana pataleo e
intento safarse.
- No!! ¡Chas chas no! Soltame!! –
- Esto recién empieza mocosa! - Dijo la mujer levantando su
falda.
- No María!!- Protesto.
- No usas bombacha??- Exclamo sorprendida.
- Claro que si uso…- Contesto la jovencita.
- ESTAS USANDO UNA TANGA?-
- Ay María… sos una vieja, todas usan esto…- Se quejo
Liliana, y al instante la mujer la hizo patalear con dolorosas nalgadas. – Ayyyy,
perdón perdón!! ¡Basta María!!! ¡Yo que sabía que iba a venir acá! ¡Yo creía
que íbamos a Brasil!!- suplico.
La mujer la soltó, devolviéndola al suelo y la chica se sobo
con ambas manos haciendo un evidente gesto de dolor.
- Tu abuela esta muy decepcionada de ti. Según ella solo
repetiste de año por floja. –
Liliana trago saliva.
- Bueno… pero a ella que le importa…
- Mocosita inocente. Ella me dijo que cuando llegues te
lleve con ella preparada para hablar
seriamente. –
Los ojos de Liliana, quien aun se sobaba, se dilataron al
escuchar eso.
- H-Hablar…? ¿¡Ay… viaje 6 horas solo para una nalgueada!? –
Se quejo.
- Y no creas que te vaya a ir muy bien si te ve vestida así.
–
- Bueno, si sabía me traía algo mas …- Protesto Liliana,
pero la mujer dijo: sabes que no puedo presentarte a ella en esa apariencia.
Seria capaz de echarme. Ven. – Dijo tomándola de la muñeca. La chica se dejo
llevar, y fueron al baño.
- Te daré una buena ducha.
- María no! No soy una beba. ¡Y me bañe antes de venir!
- Tengo que sacarte todo lo que te metiste encima. – Dijo entrándola
al baño, llenando la bañera y comenzándola a desvestir. El saber que iba a ser
nalgueada, la tenia muy frustrada. Pero Liliana estaba acostumbrada a que María
la cambie por eso no protesto. Le tenia un profundo respeto y cariño.
- Puedo bañarme sola sabes?
- Si, y vestirte sola también por lo visto. – Se quejo la
mujer, quitándole la blusa y la falda. Luego la ropa interior, hasta quedar
desnuda. La alzo desnuda y la metió en la bañera. Luego con cuidado, le lavo el
cabello. Sus rulos, comenzaron a aparecer a medida que el gel desaparecía.
Luego, con mucho cuidado, le quito el espeso maquillaje. Las pequitas y sus
mejillas rosadas, que eran tapadas por el maquillaje, volvieron a mostrarse. La
mujer no titubeo en darle un profundo baño a Liliana. Liliana vio que María, tenía
un viejo celular con teclado. Con mucha dificultad apretó un par de botones y
luego tomo un toallon, ayudándola a salir, secándola y envolviéndola en él.
Liliana, sonrojada y malhumorada, se dejó llevar por María. En el fondo,
disfrutaba mucho lo cuidadosa que era María. No mostraba estar perdiendo el
tiempo. Cada vez que la lavaba lo hacia con mucha paciencia, dedicación y
cuidado. Hacia el final, estaba impecable, olía a frutillas del shampoo y hasta
le habían puesto un poco de crema. Envuelta en el toallon fue llevada a su habitación.
Al bajar, Liliana se quedo sentada en su cama mirando alrededor.
- Ya está, ya me bañaste. ¿Y mi bolso? Creo que ahí tengo un
vestido o algo elegante. – dijo Liliana. Sin embargo, lo que sospechaba se confirmó.
La mujer, tomo de su armario un vestido celeste clarito, calcetas, bloomers y
una camiseta que tenia cocida a ella una crinolina blanca.
- E-Eso es de cuando era chiquita…- Protesto Liliana, pero la
mujer la ignoro, y se acerco para ponerle sus bloomers.
- Parecen pañales…- Protesto.
- Liliana…- Se quejo María, haciéndole el gesto de que meta
sus piernas.
- Si queres los uso… si te hace tan feliz. Pero ya no me van
a quedar. Es de cuando era chiquita.
Sin embargo, le quedaron a la perfección. Liliana hizo
puchero frustrada, y termino usando además sus calcetas, y su camiseta. Estirándose la camiseta del pecho pensó
“Estaba segura de que al menos esto me quedaría apretado…”
Entonces fue cuando María, saco del armario un tierno
vestido celeste clarito. Liliana se rasco la cabeza recodándolo. Sus calcetas,
bloomers y crinolina tenían puntillas, y esta tenía un gigantesco cuello
redondo con puntillas, y mangas aglobadas también con puntillas. Dando un largo
suspiro se quejó.
- En verdad queres
que use eso? Es de cuando era …- Dijo, pero la mujer se lo acerco, y ya se lo
estaba poniendo.
Mientras se lo abotonaba, Liliana recordaba el anterior
verano e insistió: ¿Por qué tengo que usar ropa vieja?
- Lo usaste solo 3 meses Liliana. Tu abuela dice que si te
compran ropa nueva a cada rato no aprendes a valorar el precio de las cosas.
- Lo use 3 meses, ¡pero hace como 30 años!!- Continúo
quejándose hasta que la mujer, luego de abotonarle los botones de su espalda,
ato el lazo de su cintura en un gran moño amarillo detrás, y luego, lo almidono
con un aerosol.
“De donde saco ese aerosol…” pensó. Y luego se dio cuenta que,
para haber llegado engañada, tenía su habitación y ropa completamente preparada
para ser usada.
- Genial!!- Protesto, mientras la mujer almidonaba su moño
para que quede firmemente parado. Tomo sus guillerminas, y con mucha suavidad
se las puso. Y finalmente, ato su cabello en dos ajustadas coletas. Liliana ni
protesto, sabía que si María se las peinaba se las haría muy fuerte. Pero, sin
embargo, disfrutaba el tiempo que ella dedicaba a cepillarle cariñosamente el
cabello, haciendo que el tirón valga la pena. Con mucha paciencia, ato dos
moños enormes del mismo color que su vestido a sus coletas, y los almidono.
Luego de eso, la puso de pie. Liliana revivió viejos
recuerdos al sentir su crinolina balancearse al ponerse de pie. Cruzada de
brazos, sintió las puntillas de sus hombros y cuello picarle y dijo: ¿ya está
contenta? ¿ya puedo hablar con mi abuela?
María vio a la chica ruda de la
calle desaparecer y ser remplazada por una adorable niñita rubia de ojos
azules: La pequeña Lily.
------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
Con Lily ahora en pijama, el proceso no cambio demasiado.
Lily ahora ya estaba comenzando a acostumbrarse a sus nuevas reglas y se dejo
cambiar sin protestar. No solo eso, le encantaba lo especial que María la hacía
sentirse cuando la vestía. La única diferencia es que el vestido que en esta
ocasión uso era verde clarito. Ella poseía varios del mismo modelo, pero en distintos
colores, que eran muy comunes entre las niñas del lugar. Solo había un detalle
distinto que hizo que cuando Liliana lo vea se cruce de brazos y haga un gran
puchero.
- NO! –
- Liliana… mi señora quiere hablar con vos cuando estés lista. No des problemas.
- H-Hablar…? – Pregunto Lily, e inmediatamente dejo de
cruzarse de brazos. La mujer se acerco y le puso su delantal. Este se abotonaba
por detrás, tenia volados en hombros y debajo del pecho. Era largo como su
vestido y la envolvía dejando solamente las mangas libres. Este Liliana debía
usarlo cada vez que era llevada a un lugar donde pudiera ensuciarse. Y por eso
traía cicatrices de sus distintas travesuras, parches de las veces que se rasgó,
alguna mancha que descoloro la tela y que no pudo quitarse del todo, dos
enormes bolsillos llenos de sus chucherías, etc. Una vez con el puesto, Liliana
se cruzó de brazos, haciendo puchero y emberrinchada.
- ¿y por que no te gusta ahora? Tu abuela lo coció y bordo
con mucho cariño.
Liliana señalo su pecho aun emberrinchada. Su abuela le había
bordado dos tulipanes rosas y L i l y en rosa, en su pecho, arriba de los
olanes.
- ¿Qué tiene?
- Soy Liliana no Lily!! ¡Por culpa de este delantal todas me
llaman así!
- Ay…- Suspiro la mujer. Se sentó y tomándola de la cadera
la hizo acercarse. Apenas sintió eso, Liliana intento alejarse. María sabía
perfectamente por qué. Recordó que la primera vez, hasta intento escapar por la
puerta, sin saber que María precavidamente la había cerrado. Aun así, no pudo
resistirse mucho, y una vez al lado, la recostó en sus rodillas, poniéndola
boca abajo, y sosteniéndola muy firme. Liliana, al igual que la anterior vez,
comenzó a lagrimear apenas termino en esa posición. María sabía perfectamente
que Liliana sabia fingir muy bien su llanto. Y sabia que con ella no lo hacía.
Hasta podía escuchar su corazón latir a toda velocidad, y por eso sabía que no había
aprendido la lección con el castigo que supuestamente le habían dado. Liliana
si algo temía eran las nalgueadas que María daba. Y había una buena razón tras
de eso. María no era una mucama cualquiera. Era en extremo trabajadora.
Limpiaba la casa, hacia arreglos, coordinaba las demás sirvientas, ayudaba y
trabajaba en el campo. No tenia las manos delicadas de una dama, tenia manos
trabajadas por el campo, con callos y cicatrices. Las mucamas no tenían
permitido bajar los bloomers de la pequeña, pero no era necesario. María sabia
dar buenas y dolorosas palizas.
Liliana quedo atrapada en las piernas de María, y no tardó
mucho en empezar a sollozar bajo los dolorosos azotes. Una costumbre que tenia
la señora Hudson, y que las victimas odiaban es que ella solo tenia charlas
luego de que las culpables hallan sido castigadas primero.
Liliana, siempre sentía que podía controlar la duración de sus
nalgueadas. Ella era muy tierna y tarde o temprano les rompía el corazón a sus
ejecutoras y la nalgueada terminaba. Con María esto era inútil. Incluso, se ha
ganado nalgueadas mas fuertes por intentar manipularla. Desde pequeña que ella
lo hace, y la desesperación que le da no saber cuando terminara la vuelve loca.
Sumado a eso, María la traba con tanta facilidad, que no importa la fuerza que
haga no puede salir de la posición en que la trabo. Casi siempre termina
agotada luego de cada castigo luego de todo el forcejeo inútil que hacia sin
poder controlarse. Cuando la nalgueada termino, María la puso de pie. Apenas lo
hizo, Liliana salto desesperada y tomo su cola sollozando y dando saltos.
María pensó: “Solo aprende su lección cuando hace ese gesto,
yo creo que ni ella sabe que lo hace, no haría algo tan vergonzoso a
propósito”. María tomo a la pequeña en el aire, y la sentó en sus piernas,
quien se hundió en un fuerte abrazo. La tuvo abrazada varios minutos, mientras
Liliana decía algo inentendible con la cara apoyada contra su pecho. María
recordó que cuando la trajo antes, fue exactamente igual. Cuando dejo el llanto
fuerte, respiro agitada y se quedo en sus piernas varios minutos más, con María
mimándola. Hasta que finalmente la puso de pie, hizo los arreglos necesarios
luego de la nalgueada, y tomando su pretal se acercó a ella.
Liliana tomaba su cola con ambas manos, y al ver el pretal
puso gesto de disgusto, ya que odiaba tener que usarlo, pero se lo dejo poner
sin chistar. Este era rosa, se ponía a través de los hombros y se ajustaba en
el pecho.
- Vamos que tu abuela quiere hablar contigo.
- S-Si…-
Para desgracia de Liliana, su abuela quiere tener sus
charlas con su cola recién nalgueada. Mientras caminaba pensaba en lo fuerte
que nalgueaba María, y en la ultima vez que paso por algo así, el primer día….
“…. No puedo encontrar
una posición cómoda…- Pensé apoyándome en una nalga y la otra.
- Lily, ¿escuchaste lo
que te dije?
- N-No… Digo si...
Digo no…- Respondí, mirando la paletita de reojo, que estaba colgada en la
pared.
Odio este ritual que
le encanta a mi abuela. Y odio esa estúpida paleta. El ultimo verano, la
primera vez que me escape, compro la paleta y la sillita en conjunto en el
pueblo. ¡No puedo creer que las vendan en conjunto! Y desde entonces, solo me
nalguea con ella. Duele como el demonio y ahora que repetí… Estábamos las 2, sentadas a la mesa. Yo
recién nalgueada, ella frente a mí, y su nueva dama de compañía, sirviéndole
te. Ella era muy bonita, de dos trencitas cocidas, y su uniforme era distinto
que la de las demás, como mas bonito. Era muy jovial y alegre, y se movía con
cierta gracia. Yo continuaba preocupada, y apoyándome en una nalga y la otra. Veía
la paleta y recordaba la horrible sensación.
- Niña de las mejillas
rosadas, ¿se le ofrece más chocolatada?
- No gracias…- Respondí
sonrojándome un poco. Ella apretó un cachete mío y se fue al lado de su señora.
- Bueno Pequeña
Hudson, cuéntame como te fue en el cole.
Me sonroje más aún. A
mi abuela le encantan este tipo de torturas.
- Ya sabes… no se para
que me preguntas. – Conteste molesta.
- Vaya... Encima
siendo maleducada. ¿ya sabes por qué viniste aquí no?
- No! Yo estaba por
irme a Brasil…- conteste cruzándome de brazos.
- Sabes bien que no
mereces…
- Si, lo sé bien…-
Conteste molesta. – Solo que hice 6 horas de viaje solo para ser nalgueada.
- Y los chas chas son
solo el principio.
La sirvienta se tapo
la boca disimulando una risita, y murmuro: “Niña de las mejillas rosadas” Yo comencé
a molestarme.
- Vas a estar todo el verano
acá.
- ¿todo el verano? ¡Pero
mis papas!!
- Tus papas son unos
cobardes que no se animan a decirte no. Yo fui quien los convenció de que pases
el verano acá. Y cuida tus modales o te quedaras todo el año. Después de todo
ahora no tienes más colegio.
Me quede callada.
- Vas a estar
castigada, sin Celular, sin notebook, y sin ese bolso con toda esa ropa
grotesca que tus papas te permiten usar.
Deje caer mi cabeza
contra la mesa y ella continuo.
- Y le dije a las
mucamas que no te dejen tener tu bolso, tienes ropa de sobra acá.
- Es vieja y de bebe…-
Murmure con la cara contra la mesa.
- No es vieja, solo la
usaste 3 meses.
¿Como me escucho??
- Cumplirás tus
horarios y reglas exactamente igual que la ultima vez. Ya le dije a María que
se sirva de todas las sirvientas que sean necesarias para asegurarse de que lo
hagas. Además, el lunes comenzaras con una institutriz. Ella además de
prepararte para el colegio, te enseñara etiqueta, danza y esgrima. 3
habilidades básicas para definir el carácter y la gracia de toda señorita.
- Ahora vos sabes danza y esgrima? - Pregunte asombrada, levantando un poco la cara.
- Si, y siéntate bien
por favor, ¡eres una señorita!
Me senté bien al
instante, y sentí toda mi cola apoyarse en el banco de madera.
- Ow…- Murmure,
apoyándome de nuevo en una nalga y la otra.
Lo peor de la casa de
la abuela es sentarse…
- María, se
perfectamente lo importante que es tu roll aquí y lo mucho que te esfuerzas.
Pero debemos asegurarnos de que nuestra princesita no se siga olvidando sus obligaciones.
¿Recuerdas que te dije que te sirvas de las mucamas para esta tarea? Quizá
conveniente que asignes un par con la única función de hacer que la pequeña
Lily cumpla con sus reglas. -
Hice puchero y volteé
los ojos. Mi abuela exagera como siempre. Ya se que me porto un poco mal… ¿Pero
ponerme vigilantes??
- Si, creo saber bien
de quienes podre servirme. Espere un segundo. – Dijo la mujer con una
reverencia.
Las 2 esperaron y
luego volvió con 3 chicas. Una morochita llamada Micaela, otra voluptuosa
llamada Victoria y finalmente una colorada llamada Patricia. La primera se veía
se veía un poco asustada, la segunda entusiasmada y la tercera, nerviosa.
Mientras María
explicaba toda la larga lista de reglas y horarios que debía cumplir a las 3, yo
me agarraba la cabeza. Esto iba a ser una pesadilla
Victoria, parecía
tomar nota entusiasmada. Las otras dos solo seguían la corriente. Micaela, se
veía preocupada, y arreglaba su uniforme cada tanto. Las tres se sentían muy
intimidadas y de vez en cuando veían de reojo a mi abuela...
- Liliana. Ven y párate
al lado mío por favor.
- Si María! - Respondí,
y me puse de pie. Intente no sobarme, aunque siempre duele pararse luego de
estar sentada, me estire un poco mi vestido y me acerque.
Alguna cara debí haber
hecho, ya que las 3 pusieron una sonrisa rara cuando me vieron pararme. Sin embargo,
más cerca de ellas, me di cuenta de que las 3 habían caído perfectamente en mi
hechizo. Esto iba a ser pan comido. Mas cerca de ellas, también me di cuenta…..
que a la mas chiquita no le llegaba ni al hombro. Estoy frustrada, me pregunto
si algún día iré a crecer.
- Así de impecable, la
niña debe verse siempre. ¿ven? Luego les enseñare a almidonar moños y a
prepararla. Vean su peinado, debe quedar así de perfecto. – Explico María
señalándome. Las 3 prestaron atención. Yo di un suspiro, esto iba a ser igual
que la ultima vez que vine. Solo que ahora no tengo 10 años.
Tomándome de los
hombros, me hizo voltear, frente a lo cual di un pisotón. Odio que me traten
como una muñeca. Sentí que apoyaban el dedo en mi cabeza.
- ASI deben quedar
siempre. ¿Ven como se le marca un zigzag? Si no saben hacerlo luego les
enseñare. Y miren sus moños… - Continúo explicando María un largo rato.
- … Y eso es todo,
luego les enseñare a tomar medidas disciplinarias con ella. Recuerden que, si
no cumplen todo al pie de la letra, también las tomare con ustedes. Pueden
retirarse. Liliana, vuelve a tu asiento.
-Si. - conteste y fui
a sentarme.
…Lo peor de la casa de
la abuela es sentarse…
“
-------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
-------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
- Odio ser llevada con pretal… - Se quejo Liliana, pero María
la observo. Caminaba incómodamente y pensaba para adentro: “Ay… me duele hasta
caminar…. Al menos esa vez no me dio con la paletita… Ojalá no lo haga ahora”
Salieron y caminaron un poco hasta una gran sombrilla, con
una mesa, y varias sillas. Su abuela y dama de compañía se encontraban muy
entretenidas. La mujercita tocaba una alegre melodía mientras bailaba, y la
señora, con su notebook enfrente y anteojos, se movía ligeramente al compás de
la música. María se presentó, con la inquieta niña que no dejaba de mostrar
signos de su incomodidad.
- Señora Hudson, su nieta.
- Lily, siéntate a la mesa con nosotras. Alice, sírvele una
chocolatada. – ordeno la señora.
- Niña de las mejillas rosadas! – Saludo Alice, la dama de
compañía de la señora Hudson.
“Aun me va a llamar así…?” pensó Liliana. María le quito su
pretal y la llevo a sentarse. Liliana titubeo al hacerlo, pero se animó.
Despacito intento sentarse, y al hacerlo, sintió su adolorida cola arder. Hizo
un notable gesto de dolor, y protesto para sus adentros: “Tontos bloomers,
tonto vestido, tonta crinolina”.
“Pica…” pensó, apoyándose en una nalga y la otra, hasta
encontrar una posición cómoda. María la vio satisfecha y se intentó retirar,
pero…
- María, no te retires, espera un poco por favor.
A su abuela, le gustaba tomarse un tiempo, antes de comenzar
su discurso, para ver a su nieta. Sentada, apoyaba su cabeza en una mano. Como
siempre, apenas llegaba a la mesa y sus piernas colgaban. Estaba molesta, y de
vez en cuando, su mano libre se dirigía a su cola.
- Su chocolatada, niña de las mejillas rosadas. – le dijo
Alice, y le hizo una pequeña caricia a su mejilla.
- Gracias…- Respondió Liliana sonrojándose.
- Ay, sos tan linda, ¡te pusiste roja! - Exclamo agarrándole
los cachetes, y Liliana puso la mayor cara de culo que tenía.
- Alice, mejor déjala tranquila, acaba de ser castigada y
esta de mal humor. – Advirtió María.
Liliana, mas emberrinchada aun, se cruzo de brazos. Y luego
se rasco un poco el hombro con su mano.
Alice la miro enojada a María, pero luego miro a su patrona,
y se dirigió a su lado.
Comieron unos minutos mas en silencios, acompañadas por una
suave melodía en violín por parte de Alice, hasta que las preguntas comenzaron.
- Como te fue en tus primeras clases con tu institutriz
Alice?
Alice se sonrojo y se quedó callada. Luego se sentó en una
nalga y la otra.
- Espero su respuesta jovencita…
- Abue… ya sabes…- Contesto Liliana molesta.
- ¿También sé que no estas cumpliendo ninguno de tus
horarios como te encomendé, y que das muchos problemas a las mucamas no es así?
–
- Es que me olvido…- Contesto Liliana. – Lo siento mucho
abue… - contesto comenzando a lagrimear. La señora Hudson puso gesto de
sospecha. Conoce perfectamente las lagrimas de cocodrilo de su nieta y sabe
cuando ella llora de verdad.
- Le pido mil disculpas mi señora. – Interrumpió María.
- De eso no te preocupes. Solo toma las medidas
disciplinarias adecuadas con sus cuidadoras.
- Si mi señora.
- Además, has que ella lave su ropa cuando se escapa a
jugar. Así aprende a cuidarla más. Y pídele a la institutriz helena que le dé
un buen escarmiento por faltar a sus clases.
- Si mi señora.
Liliana dio un largo suspiro, y poniendo gesto de horror,
apoyo la cabeza contra la mesa.
“Lo del escarmiento… esa tipa ni pega fuerte. ¿Pero Ponerme
a lavar ropa?? ¿Para que tenemos mucamas?”
- Liliana siéntate bien a la mesa por favor.
- Si! – Obedeció, un poco asustada por el tono de su abuela.
Al hacerlo se sentó en una nalga y la otra y rasco un poco su hombro.
- Pequeña Lily. Estas empezando
la semana, con el pie izquierdo. Espero ver mejoras en tu comportamiento…
¿sabes que pasara si no, ¿no?
- Si… abue…- Contesto Liliana, y
trago saliva.
“Lo peor de la casa de la
abuela… es estar sentada…” protesto Liliana para sus adentros. “Al menos creo
que esta vez me salve”
Pd: Escribir esta historia fue una pesadilla. A tal punto que pienso hacerme un monologo al respecto en el proximo post.
Me encantó, que facilidad para crear que tienes.
ResponderEliminarMuchas felicidades.
SK
Me la imagino con túnica blanca tableada abotonada atrás y la moña azul. Yo tengo una para mi y me la pongo abajo de la mia de alumno varón. Cuando mi Maestra me descubre con la túnica de alumna que me queda divina, me manda castigado y por lo general me hace sacar la mia reglamentaria y me deja con la tableada. Es lo máximo
ResponderEliminarPor fin!!¡ encuentro a un alumno de escuela pública de Uruguay qué diga con orgullo que usa túnica blanca y la moña¡¡¡ me interesó mucho eso de la túnica de alumna que comentó. Mi marido es mi alumno también y tiene unas divinas y únicas que le mandé a hacer yo. Me encanta la idea. Le voy a hacer una de alumna tableada bien larga y qué se la pueda poner abajo de la suyas habituales. Las de nuestra escuela son bien largas, pues cómo sabemos deben cubrir las rodillas siempre. Por el castigo en él maiz evidentemente. Nadie debe ver si fueron puestos en penitencia. Conozco colegas y directoras, incluso de colegios religiosos que me han dicho que lo hacen. Muy lógico aparte. Porque no hacerlo si nos exita?Por eso YO exijo que las túnicas sobrepasen las rodillas siempre!!!y con muchos botones. tengo tolerancia cero con ése tema. Las mías tienen de 7 a 10 botones entre todas las que tengo. Me gustaría que vinieras a nuestra escuela y qué me veas a mi y a mi alumno.hay compañera también. Espero respuesta inmediata!
Eliminar