Asi que, sepan disculpar las molestas ocasionadas, este texto esta lo mas prolijo que el autocorrector puede:
Obsesión.
La conocí por internet. Era una señora mayor, de unos 50
años. Yo era una cica pequeña, de solo 19. Media 1.51 y pesaba 45 kilos. Le gustaba
el aeplay, según ella. Como a mí, supuse yo. Siempre, además de ser spankee,
fui muy infantil. Me gustaban secretamente, los vestidos de niña, y esos
adorables pijamas enterizos. Cuando supe que sabia alta costura, me ilusione
absolutamente. Rogué rogué rogué, y en poco me adopto, y me volví su hija. La
conversación se prolongo por meses, y casi un año. Me quede sin trabajo, y perdí
mi novio, así que enfadada, decidí aceptar la invitación de mi mama adoptiva,
que venia siguiéndome por meses.
Después de todo, era el sueño de toda spankee: Ropa, nalgadas,
y una mama estricta.
Luego de un largo viaje llegue, y al verla…. Note que debía
medir como un metro 88. Y sin ofender, estaba excedida de peso. Me alzo al igual
que una muñeca, y me abrazo. Sentí la presión de su cuerpo, y riéndome, me deje
abrazar.
Mientras me llevo en el auto a la casa, y hablaba con ella,
sentí que era la mama cariñosa que yo conocía. Me presumía de los regalos que
me iba a hacer y la comida, y esto, y el otro. Y yo solo sonreía como
bobalicona. Para entonces ya tenía 20 años.
Llegamos a la casa al final, y entro apresurada a lo que parecía,
era s taller. Salió con un vestido rosa de niña precioso. Yo salte de alegría, preguntando
si podía usarlo, a lo cual ella dijo que sí. Fui al baño, y me cambie de ropa.
Y volví, haciéndome la niñita inocente. De repente, ella se acerco al lado mío,
y me sentí una niñita inocente.
Ella invento un guion de la nada, y luego, me tomo del
brazo, y como una niña pequeña, me recostó en sus piernas, y me nalgueo. La
verdad, mi primera y última nalgueada la había recibido de mi papa, a los 6. Y
fue exactamente así. Mi fantasía se cumplió al instante, y todas mis emociones
se revolucionaron. Minutos luego, solloce en el rincón (siempre fui de llorar
fácilmente) minutos más tarde, fui apapachada en las piernas de mi nueva mama.
Ella, luego, procedió a peinarme, con dos grandes listones rosas. Y como
rolleabamos por internet, yo me queje, y ella me amenazo con nalguearme de
vuelta.
Termine fascinada, aunque mi vestido, seuro no combinaba con
mis zapatos. Ni con mis pantaletas. Eran unas blancas, normales. De la mano, me
llevo a mi futura habitación. Me sorprendí al ver, que era rosa, blanca y lila.
Como la de una niña pequeña. Con estampado de osos y unicornios. Bastante
amplia.
-
T-Tenias preparado esto para mí?
La señora, puso un rostro de tristeza enorme
y dijo: Perdí… una hija, Me adelante
demasiado con los preparativos…
Compartiendo su tristeza, la abrace y le dije: Me tienes a mí.
Ella me abrazo con mucha fuerza, y me dijo: Te dejo ordenar
tus cosas.
Yo, feliz de la vida, las ordene. Puse mis manos en mi cola, sintiendo el delicioso
calorcito con el que soñé desde los 6. Y pensé que iba a vivir feliz para
siempre. El día continuo normal, hasta que al otro día, me volví a poner el
vestido rosa, planeando usarlo hasta que sea apestoso.
Llegue con ella, y me dijo: Toma, cámbiate de pantaleta.
La revise, y era una hermosa bombacita blanca, con un osito
marron en la cola. Siempre había soñado con uno de esos, así que con mucha alegría,
se lo agradecí. Me cambie de ropa interior al instante, y continúe con esa ropa
durante el resto del día. Cuando procuraba, ir a conocer el pueblo, ella me insistía
con que era peligroso, así que hice caso y me quede. De vez en cuando, le hacía
aluna travesura, solo para patalear un poco en sus piernas. Mi cola, era
sensible, y me encantaba llorar como una niña pequeña, aunque por dentro la excitación
me revolucionara.
Siempre quedaba lagrimeando, y luego ella me consentía.
Siguieron los días, y disfrute de vuelta, tener una mama que
sepa alta costura, cuando a los 4 días, me izo un precioso pijama enterizo.
Siempre había soñado con uno así, y le prometí usarlo siempre para dormir.
Claro, naturalmente, cambie a ropa normal, ya que el vestido rosa estaba todo
arruado. El fin de semana, fue aburrido, pero para el lunes, ya tenía, 2
vestidos mas, y como 5 pantaletas nuevas, todas con dibujo distinto. Me sentí
como niña en juguetería, y por insistencia propia, termine vestida así.
Realmente me encantaba, saque todo mi lado infantil, juque, ize travesuras, y
obtuve las consecuencias. Parecía perfecto.
Hasta que comenzaron las reglas. Recuerdo, que yo estaba con
un vestido celeste, y mis trenzas con listones, cuando vi a la enorme mujer,
acercarse y decirme: Bueno, ahora que ya tienes ropa, comenzaremos con las reglas,
si vas a ser una niña, necesitas tus reglas.
-
Si mami- respondí, las reglas las teníamos en
nuestro rolleo también.
-
Y por eso, te tengo un regalo,- Dijo ella, y aco
unas hermosas Guillermina. – Te ice también estos soquetes.-
-
Gracias mami!!- Exclame. Eran geniales, geniales!
Me cambie de calzado, y dijo:
-
Primera regla: Las niñas usan ropa de niña, no
de adulta.
-
Si!- Dije, sin importar, ya que en realidad la
ropa me encantaba.
-
Segunda regla: Las nenas siempre obedecen a
su mami.
-
Tiii!! – Dije infantilizando la voz. – Si no nos
dan cas cas en la colita L-
Dije con un puchero.
-
Tercera: Las nenas, van a comer a la hora
indicada!-
-
Si!
-
Y cuarto, a las 8 te despertas, a las 8 pm te
vas a dormir.
Esa regla no me gusto tanto…
-
Entendido?
-
….- me quede con cara de poca simpatia.
-
Bueno, vamos a recordarte, que pasa!-
-
No…- Proteste. Y fui mi primer nalgueado que no
fue forzada. Patalee, e intente escaparme. Pero solo logre terminar llorando en
el rincón y sobándome la cola. Nunca me sentí tan estúpida, castigada igual que
una bebe! Llore un largo rato, y cuando volví, me espero ella diciendo: - Segunda
regla?-
-
No me acuerdo…- Proteste con un puchero, y
sobándome mi adolorida colita.
-
Hace memoria o te doy de vuelta.
Un poco asustada, ya que esta vez NO quería
ser nalgueada, pero razonar con spankers, casi siempre era muy difícil
dije: e… Las… niñas debemos obedecer…-
-
Muy bien! Podes ir a jugar.
Me fui protestando para mis adentros, “las
niñas” me queje. Lo que me fascinaba, pasó a molestarme, pero cuando dejo de
molestarme, paso a fascinarme de vuelta. Y aunque recibí, otra nalgueada, antes
de dormirme, por protestar por el horario, las reglas eran comunes dentro de la
vida spanko. Así que no me queje tanto.
Al otro día, la rareza, comenzó a multiplicarse.
Mi nueva mama, quizo bañarme, proteste, y me bañe con la cola roja y llorando.
Mi nueva mama quizo vestirme, peinarme, me llevo a la sala, me izo un babero,
me lo puso y me dio de comer en la boca. Todo eso era sumamente vergonzoso,
pero… un poco bien se sentía, ser tan consentida. Y luego juque como si nada.
Al otro día continúe igual, hasta que vi, que me había eco, una nueva prenda
infantil. Feliz, olvide las reglas ridículas y molestas. Tarde o temprano, me
acostumbre a ser su hija, y ella repetía, varias veces, que yo era la hija que
dios no le había dado. Y que tenía 5 años. Pero bueno, me consentía tanto, que
no me molestaba. Y quizá por mi personalidad, también me gustaba. Reconozco,
que en ese momento, debí haberme percatado. Ella era muy obsesiva conmigo, mis horarios
de comida, de irme a dormir, etcétera, los sequia religiosamente. En su tiempo
libre, me confeccionaba ropa. Y para el mes, tenía guardarropa completo.
Pantaletas con todos los motivos, y dibujos existentes. Unas de ello kitty con
días de la semana, 2 pijamas enterizos.
Como 5 vestiditos de niña. 2 jardineritos, 1 jumper, 3 playeras infantiles, 3
faldas. Y una hija tonta, que se había acostumbrado a sus reglas, a las
consecuencias, y a los peinados apretados. Y en ese momento, creo que cometí un
error. Yo había eco una travesura, y la estaba pagando sobre sus piernas. Fui al rincón, y cuando volví, me sentó en
sus piernas. Yo lloraba, como siempre.
Mi cola no aguantaba tanto, así que raramente me nalgueaba por las reglas,
solo por aluna travesura, que yo sabía que luego me nalguearía. Creo que soy
muy sumisa, y obedecerla, se me izo muy fácil. Pero mientras me apapachaba, y
yo lloraba. Ella me dijo: Ya ya, serás mi bebita para siempre?
-
Si mami.
-
En serio?- Pregunto mas seriamente.
-
En serio mami! Soy tu bebita, lo seré siempre, y
no voy a cambiarlo por nada!. – Exclame. Lo sentí, como un acto de cariño
normal. Pero ella me abrazo fuerte, puso su cara contra mi cabeza. Y dijo,
llorosamente: gracias…
Estuvimos un tiempo así, yo, sintiéndome
rara. Luego dijo: Bueno, esconderé toda tu ropa adulta, ya que las bebes no la
necesitan.
-
Jajajaja… - Me rei. Bueno, nunca creí que todo
se complique tanto.
A la noche, me aviso que iban a visitar sus
amigas. Fui a mi habitación a buscarme ropa, y note que ya no tenía. Busque a
la señora y le dije: Mami… y mi ropa?
-
Toda tu ropa esta ahí.
-
La ropa normal, la que traje antes de venir.
-
Te dije que la escondí bebe.
-
Pero!- Dije yo, sorprendida.
-
Pero que? Esa ropa te quedaba mal, una niña tan
tierna vestida así. –
Le seguí la corriente, y dije: Pero mami, hoy
vienen tus visitas.
-
Si, y estoy entusiasmada de mostrarles a mi hijita.
Me puse roja de vergüenza, pero ella
reacciono normalmente.
-
Creo que voy a ponerte bien linda, para cuando lleguen.
Igual solo van a verte una hora, ya que a las 8 a dormir.-
Suspire resinada, y en unos 30 minutos, me tenia
arreglada. Cuando escuche el timbre, se me puso la cara roja, y no supe donde
esconderme, ella abrió la puerta, y me escondí detrás de ella, intentando tapar
al menos mi ropa. Luego inventaría una excusa, y me iría. Pero el señor, al
entrar, me saludo al igual que una niña pequeña. Paso lo mismo, con el resto de
las visitas, y al final, termine sin querer, aprisionada en sus piernas, en
medio de la charla. Parecían ignorar mi presencia, o verla naturalmente. Uno de
sus amigos, era carpintero. Y menciono varias veces, que debía pedirle unos
favores. No entendí bien, pero cuando comenzaron a hablar, ella dijo: Bueno, es
hora de que la bebita, vaya a dormir. Me esperan? Debo cambiarla, y meterla a
la cama. Aunque pronto necesitara una cuna.
-
C-Cuna? Pense yo en voz alta.
Ellos se rieron, y luego mi nueva mama me obligo
a saludar a todos con un beso en la mejilla. Y así, termine en pijama enterizo,
esperando el nuevo día.
La semana, continuo con normalidad. Ella me
izo un nuevo vestido, pero ese no me gusto tanto. Era mucho más infantil que
los anteriores, con estampado, y dibujos. Y se veía muy infantil. Dejándome
llevar por mi actitud infantil, hice un berrinche que resulto en terminar
usándolo, con mi cola roja. Y para mi desfortuna, izo como 3 más, del mismo
estilo. De a poco, mi guardarropa se volvió mucho más infantil también. Hasta
que llego mi máxima sorpresa. Mi pijama, ya parecía de bebe, con estampados, y
dibujitos. Y también, me habían dado por ese berrinche. Esas 2 semanas, todos
mis berrinches y castigos, fueron por la renovación de mi guardarropa. La obsesión
de mi mama, era tal que ya combinaba vestidito, con bombacha, con hebillas. Y
me veía como payasa de circo. Pero para mi sorpresa, vi al amigo carpintero,
entrar junto a otro hombre, quien me ignoro completamente. Y los vi, sacar mi
cama de la habitación.
-
Mami, que pasa!- Pregunte.
-
Nada, seguí tomando tu lechita- Dijo como siempre.
Supuse, que capaz seria una cama
nueva, y tome mi leche. Pero cuando mi mama llevo a cambiarme, vi que era una
cuna.
-
Tara!! Te gusta?- Pregunto ella, súper contenta.
La vi… con cierto terror.
-
Que pasa, no te gusta?- Pregunto.
-
Es… bonita.- Dije, un poco aterrada. – aunque…
no creo que pueda entrar y salir fácilmente.-
-
Crees que no?- Pensó ella. Y alzándome, me metió
en l cuna. Metió mis peluches en ella, y dijo: Ves, ya está preparada, y lista
para usarse.
-
N… Prefiero mi cama…- Dije yo.
-
Regla numero 2?-Ordeno ella, como solía hacer
siempre.
-
Mami… yo no soy una bebe, esto no lo aviamos arreglado.
-
Si lo sos, prometiste ser mi bebita por siempre.
Me acorde de la frase. Y dije.
-
No me refería…. A ….
-
Regla numero 2. Decila ya, o uso tu método para
refrescar la memoria.
Odio ser nalgueada como castigo. Así que
dije, molesta.
-
Las niñas buenas obedecen a mami.-
-
Muy bien, disfruta tu nueva cuna, mientras te
busco ropa.
Me quede, enjaulada, sintiéndome ridícula.
Y sin embargo, aun no sospechaba de que
ella había puesto el primer barrote de mi jaula real. Aun creía, que era un juego,
que tenia de vez en cuando. Hasta que en la noche, note que la cuna,
literalmente se había convertido en mi cama.
Pensé que no era tan malo. Me costaba mucho
salir de ella, ya que la había eco muy alta. Proteste e insulte, para mis
adentros, por ser tan pequeña. Y esa semana, mi cola anduvo muy adolorida, por
mis berrinches de no querer ser una bebe.
Hasta que las cosas, empeoraron. Una
mañana, mi mama, me alzo de la cuna, y me llevo al comedor. Estaba dormida, así
que no me di cuenta, y al llegar, note que había eco una silla alta. Patalee, y
me queje.
No, no ,no ¡! Esto ya es el colmo, es muy exajerado.
-
Bebe hace caso por favor.
-
Nooo!!- Me queje. Pero ella, lo vio como una
rabieta. Y lo soluciono igual que todas mis rabietas. Al instante, estaba en
sus piernas, pataleando y prometiendo portarme bien. Y portarme bien, supuso,
dejarme meter en la ridícula silla alta, ponerme el babero, y comer de la boca.
Cuando se me paso el dolor, y el llanto, continuaba enfadada, prometiéndome vengarme.
Pero lamentablemente, luego de comer, tuve que ir al rincón, hasta
tranquilizarme.
Ahí fue cuando de a poco, sentí que la cosa
se estaba descontrolando. Continúe
esperando en el maldito rincón, hasta que escuche a mi mama decir.
-
Mi niñita anda muy rebelde. Pero acabo de hacer
una llamada, y ya tienen todo listo. Ahora vamos a cambiarte.-
Me llevo a mi habitación, vistiéndome con
otros de los vestidos tontos y ridículos. Y me dio otra nalgueada, por un
pisotón de coraje que di, al ver como todas mis peticiones, eran considerados
rabietas, y solo me dejaban la cola más roja.
Paso un poco la tarde, y yo no estaba muy
contenta que digamos. Tuve otro problema a la hora de comer, y otra nalgueada,
y otra vez lágrimas. Mi cola ya ardía mucho, y yo no estaba de buen humor. No
me gustaba ya este juego, y me sentía muy molesta.
Hasta que llego alguien y escuche que era
la voz del carpintero.
Se me acerco a mí y dijo: Como tú disciplina, parece no
funcionar, vamos a incorporar algo, que te va a volver mucho más obediente. Me
llevo a la mesa. Y vi, 3 sillas, como de niña pequeña. 3 pizarrones, también
infantiles y pequeños. Y … 3 horribles instrumentos. Mis ojos se dilataron y
dije: NO mami no….-
Pero ella me dijo: Nop, mira lo que dice en
el pizarrón.
“rincón de la niñita traviesa”. Leí, que
estaba escrito en cursiva. Y ahí conocí mi peor pesadilla.
-
Este, lo vamos a poner, en la cocina. – Dijo
ella. Me llevo al rincón, coloco la silla de niña ahí. Note que en el respaldo,
tenia gravado “Niñita en penitencia”.
Tomo un clavo, y lo coloco en el rincón.
Luego colo, el pizarrón de un lado, el cual incluía tizas, y tenía el
suficiente espacio. Calculo la altura conmigo un par de veces. Y lo termino de
colocar. Uno de los instrumentos, era una cucara de madera con un aujero. – Si
crees que la mano de mami duele, espera a esto. Así quitaremos todos tus berrinches,
a la hora de comer.
Realmente, me aterraba su nueva idea. Pero sabía
que cuestionarla, iba a decirle que quería estrenarla.
Luego me llevo a la sala de estar, e izo lo
mismo, colocando en el rincón más visible, la Sillita, el pizarrón, y en esta
ocasión, una paleta.
-
Por si aluna vez, se te ocurre hacerme quedar
mal en frente de visitas, yo te are pasar vergüenza frente a ellas.
Y luego fuimos a mi habitación, donde
repitió lo mismo, salvo que en esta ocasión, colo una vara de corrección, que tenía
inscripto: La disciplina otorga sabiduría.
Espero que esa lección, la tenas rabada en
tu memoria, el comienzo de cada día.
Ya asustada, tome valor, e intente cambiar
la situación.
-
Mami… esto… ya se está saliendo de control.
-
Por que bebe?
-
Ya… me nalgueaste 3 veces hoy.
-
Porque no dejas de hacer berrinches princesa.-
-
Y… esos instrumentos… eso se ve…-
-
Solo es un recordatorio, de que le pasa a las
niñitas traviesas. Y solo iras ahí cuando seas una.
-
Esto ya me está asustando…
-
No tenas miedo, es lo que todas las niñas
necesitan, disciplina. Y por cierto. – Dijo, y note que de la mano, me llevaba
a la cocina.
-
Acaso crees que está bien, hacer una rabieta
siempre que sea la hora de comer?-
Mis ojos se dilataron al ver cómo me
llevaba al rincón.
-
Mami… es que odio esa silla.-
-
Segunda regla? Cuál es?.
-
Las… niñitas debemos obedecer. Pero por favor…-
-
Por favor nada.- dijo y tomo la cucara. Yo,
lloro fácil, como siempre, y comencé a hacerlo.
-
Nooo… por favor…-
-
Te daré un buen recordatorio. Luego llenaras el
pizarrón con tu segunda regla, y te quedaras sentadita ahí, hasta que te llame,
está claro.
-
S…-Si mami..- dije limpiándome las lagrimas.
Me tomo de la cintura, y comenzaron a caer
los azotes. No necesito levantarme mi vestido, ya ardía de sobremanera,
patalee, y me sacudí intentando escaparme, pero solo logre agitarme mas. Me
tense, rite, llore, suplique, pero no paró hasta darme unos 100 azotes. Me paro, me dio la tiza y dijo: A obedecer.
Con llanto tendido, y sobándome la cola con
una mano, me puse a llenar el pizarrón con líneas, hasta sentir que se me dormía
la mano. Por suerte, era un pizarrón pequeño. Y luego, al finalizar, me senté
en la pequeña silla, con las manos en mi cara, llorando ampliamente. Era muy incómoda
por ser tan pequeña, y hacia que mis pompis ardan más, recordándome como llegue
ahí, y acongojándome más. Finalmente, luego de… no se cuanto tiempo, la escuche llegar, y luego de ver unos segundos,
ayudándome a parar. – La próxima rabieta, será sin vestidito si?-
-
Si mamiiiiiiiiii lo sientooooooo waaaaaaaaa-
solo llore, hipócritamente. Sin embargo, me relaje en sus brazos, y me sentí
mejor. A la hora de cenar, no tuve más opción, que sumisamente, dejarme subir a
la silla alta. Y a la hora de dormir, también.
Desde ese momento “El rincón de la niñita traviesa” se volvió mi máxima
pesadilla.
Antes de cada rabieta, lo veía, y terminaba
optando por la vergonzosa opción de obedecer.
Durante cada nalgueada, prometía portarme bien, con el miedo de tener que
visitarlo. Si escapaba sin ir, intentaba hacerlo luego. Y las veces que iba,
lloraba durante todo mi castigo. Se había vuelto mi peor pesadilla, y el siguiente
mes, de a poco, me fue transformando en una bebe, con ese rincón como amenaza. Comencé
a acostumbrarme, a obedecer, y ya ni me molestaba en ir al comedor. Ella
rutinariamente, me llevaba, y me sentaba, para darme de comer.
Cuando sus amigos me vieron, ya no me
molesto. La primera vez que estrene el rincón de la sala, frente a sus amigos,
ni me cuestione. Solo sentí que aprendí a ser una angelita, frente a ellos. Mi
ropa se volvió infantil hasta el xartasjo, pero las veces que respondí mal por
usarla, me encontré en el rincón llenando el pizarrón con la regla uno. Llego
al punto tal, de mandarme a hacer un corralito, donde lo lleno con mis juguetes,
y me metía cuando trabajaba. Y al final,
el máximo colmo, una vez, reviso mis pantaletas, y al verlas sucias… Sí, me obligo
a usar pañal. Además, de la obvia visita, que ice al “Rincón de las niñitas
traviesas” como 3 veces por cada rabieta.
Empecé a creerme, que en realidad era una
bebe, solo que demasiado alta. Fui al parque junto a ella y sus amigos. Juque sin darme cuenta. La vergüenza, que al
principio sentía, inmediatamente se olvidaba. E incluso, una vez, me azoto en
el parque con una varita, pero todo el mundo lo vio normal. Ya estaba perdida
en mi mundo y hasta sentí que hablaba mal. Pero un día, me llevo al súper con
ella. Primera y última vez. Llame demasiado la atención, sentí mucha vergüenza.
En medio de esa vergüenza, me llevo a un lugar de ropa infantil. Veía si había algo
que había la inspiraba. Vi un osos de peluche,
que lo ame. Y ella me lo regalo con mucha dulzura. Lo abrace, con mucha fuerza,
y no me desprendí de él, ni para dormir. Al otro día, me desperté, con mi oso,
mi pijama, mi cuna, y mi famoso rincón. Me cupe el dedo, como había tomado de
costumbre hace poco, esperando que me pase a buscar para desayunar. Y asta en
el fondo, deseaba que me ponga pañal, porque me daba flojera ir al baño. Pero luego,
me autocuestione, en lo que me convertí. Una cosa, era cumplir una fantasía, otra cosa, era vivirla.
Pero yo ya estaba llegando al límite. No tenía otra función, más que remplazar
a la hija perdida de mi mama. Cuanto tiempo llevaba así? 6 meses? Cuánto tiempo
más podía llevar. Perdería toda habilidad. Solo estaría ahí, como una bebe, al
servicio del gusto de su mama. No estudiaba, no trabajaba, no hacía nada más
que obedecer. Sería “una bebita eterna” Y si, admití que en el fondo, me gustaba. No tan en el fondo. Pero no solo por mis fetiches,
no solo por mi deseo de spank, no solo por eso. Tenía una muralla, una mama que
pensara lo correcto e incorrecto por mí. No necesitaba más que eso, dejarme guiar.
Y lo venia haciendo. Hace 6 meses que siquiera elegía mi apariencia. Ni lo que
iba a comer. Solo obedecía y me dejaba llevar. Llore y patalee en mi cuna, por
la angustia de descubrir, que si dejaba pasar esta situación, podría vivir 30
años mas así. Y me propuse firmemente, cambiar las cosas.
La decisión, era simple. Pero convencer a
mi nueva mama, de que no era una bebe, sino una adulta que debía vivir su vida,
y como mucho, visitarla aluna vez… era difícil. Ese día, me deje llevar como
siempre. Recuerdo que mi primer intento de convencerla, fue un día, que estaba
en mi corralito, obligada a usar pañal, con dos grandes coletas, falda, y una
playera muy infantil.
Proteste gritando: Mamiiiiiiiiii. Y ella
vino.
-
Si bebita?
-
Ya no soy bebita, este juego se salió de
control.
Ella me miro sorprendida y yo insistí: No
puedo estar así para siempre, no soy una bebe!
Ella, me miro fijamente, y dijo: Estas haciendo
un berrinche por tu pañal no?
-
N-No! Solo que paso mucho tiempo, y…-
-
Y qué?
-
Y ya no quiero ser una bebe, ni quiero ser tu hija!-
Dije.
-
Se acabo.- Exclamo ella, me tomo de la oreja,
abrió el corral, y me llevo lentamente al famoso rincón. Al notarlo, mi sentido
del pánico se dilato.
-
No, no mami por favor, no!! Perdón, perdón.-
-
Ahora volves a ser la bebe de mami no? No te preocupes,
que la paleta la vas a sentir a través del pañal.
Apreté las nalgas, mientras me llevaba,
bien sabia ya lo mucho que ardía la paleta. Comencé a llorar sin querer, y mi
intento de escapar de mi situación se termino.
-
Nooo, por favor, seré buena, por favoooor-
Suplique, pero al instante, me tomo nuevamente, y me dio como 30 paletazos, que
dejaron mis pompis ardiendo como el infierno.
-
Llenas el pizarrón de “Seré la bebita de mami
para siempre”.
-
S-Si mami…- Dije y empecé a escribir.
-
Cuando vuelva, quiero el pizarrón lleno, y que estés
sentada.
-
S-Si…- suspire aun llorando.
Y ese día, paso como imaginan, abre estado
como una hora sentada en mi silla, hasta que me perdono, apapacho, y metió en
la cuna, esta vez, ya que seguro tenia sueño por eso hacia berrinche.
Los siguientes 2 meses, mis intentos de
hablar se solucionaron, o con el famoso rincón, o con una nalgueada express,
que prometía rincón luego, y me obligaban a obedecer. El pañal, comenzó a hacerse
más frecuente… porque ella, empezó a disfrutar incluso eso. Y a veces, hasta se
volvía castigo, solo por “comportarse como bebe”. Termine decidiendo que lo
mejor, era ser una angel, para que vea que no era un berrinche, y que en
realidad la relación debía terminar. Hice mi mayor esfuerzo, y unos 2 meses, logre
ser la bebe perfecta que ella quería. Solo me nalgueaba por aluna mini
travesura, ya que tanto portarme bien, hacia que recordara lo bien que se
sentía, solo ser su bebe. A veces me ponía pañal, los días de semana, cuando tenía
mucho trabajo. Solo porque… extrañamente…. Le gustaba cambiármelo.
Los otros 2 meses, comencé mi plan de
vuelta. Aun recuerdo que el primer día que lo intente, me veía ridículamente
infantil, cuando intente hablar en serio. Tenía 2 coletas con moños rosas
enormes, y un vestidito, corto, rosa y blanco, que en el peco, tenia dibujos de
ositos, y dados de bebes, y escrito “Baby” en cursiva. Aun así, tome aliento. Seguramente,
solo conseguiría una cola roja, pero era el momento. Aprovece, que no estábamos
en la sala de estar, solo en la cocina. La paleta, es odiosa, pero la cucara,
es mucho más soportable.
Y le dije: Mami… tengo que hablar algo en
serio.
-
Si amorcito? Quieres un juguete nuevo?
-
No… mami… yo te amo, y me encanta estar contigo.
Pero esto… ya llego muy lejos.
-
Nena, nada de berrinches.
-
No es un berrinche, me porte bien no?
-
….
-
Y soy una
angelita no?
-
….
-
Quiero demostrarte que no es un berrinche mami,
por favor. Yo… quiero ser una adulta..
-
Te vas a tu habitación ya.
-
Pero mami.
-
Quieres ir a tu rincón de las niñitas traviesas?
Mi alerta de pánico se activo, y fui
rápidamente a mi habitación. Primera vez que me mandaban, sin ningún castigo
previo. Tome el oso que me regalo, y lo abrace llorando. Pronto tendría que
despedirme de él.
Durante las próximas semanas, intente
continuar siendo una angelita, pero una vez a la semana, hablarlo con ella.
Alunas veces, me nalgueaba, por la frustración.
Otras veces, solo me mandaba lejos. Pero las veces que me nalgueaba, no
era fuerte. Reconozco rápidamente una nalgueada fuerte. Sin embargo, yo lloraba
igual. De a poco la fui convenciendo, hasta que un día…
-
Entendes
-
Si… entiendo… Pero… vendrás a visitarme? Podes
irte cuando quieras.
-
No… tengo que recuperar la capacidad de valerme
por mi misma… hace como un año que no me visto, no me baño, ni como por mi
misma! Teno que volver al mundo adulto.
-
Está bien…. Podes retirarte. Guardare tus cosas
intactas. Por si decides volver.
-
Tenes cel?- Pregunte.
-
No.
-
Cómprate uno, o acete un facebook. – Sonrei. Me agarro
fuertemente mis mejillas, y me dijo: Te extrañare tanto. Siempre serás mi bebe.
-
Yo también mami…- Dije abrazándola.
Me llevo de la mano, a mi habitación, y me entrego
mi bolso. Me dio plata, y dijo: Con esto, podrás valerte por ti sola, mínimo 3
meses. Lo tenia ahorrado, pero lo vales.
-
Gracias…- sonreí. Ella se fue, y yo, al fin, me
cambie de ropa por mi cuenta, luego de 1 año. Me deshice el pelo, y me prepare,
para viajar. Me acompaño a la estación, y me despidió con un beso en la frente.
El primer mes, además de intentar buscar
trabajo, intente volver a mi vida adulta. Vivir sin horarios, sin nadie que aa
todo por ti, y sin decir “Si mami” cada 10 minutos… fue difícil. A veces, me descubría
esperando que vengan por mí a darme el desayuno. Tuve que volver a cocinar, y a
recorrer las calles. Tuve que volver a sentir miedo del mundo exterior, en vez
de estar encerrada en esa burbuja rosa. Y costo, pero a los 3 meses, conseguí
trabajo. Me volví mucho más sensible que antes, desacostumbrada al trato en la
ente. A un mundo, donde todos son depredadores, y los errores no se solucionan,
con cas cas en la cola y rincón. Un mundo, donde si una presa tropieza, es
devorada.
Y finalmente, creci.
Esta historia me dio escalofríos... :s
ResponderEliminarMuy muy buena, sr
ResponderEliminarSk
A mi también me dio miedo
ResponderEliminares una historia interesante
ResponderEliminarMellow
me dio miedo
ResponderEliminarMe dio miedo
ResponderEliminarSuper buena... muy padre
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