Paola se quita el sudor de su frente. Luego descansa un poco
en su trapeador, observando cansada el piso. – Llevo asi 2 horas… y aun no
termino. Siento que no voy a terminar mas!!- Protesto. Observo a ambos lados,
ya que no tenia permitido descansar hasta su receso. Pero como su madam no
estaba cerca continuo mirando el piso y suspirando.
No recuerda desde cuando estaba en esa mansión. Tiene
recuerdos vagos de un orfanato, un camisón viejo y roto, y una casa
malarreglada. Pero si recuerda comodamente lo feliz que se puso cuando la
fueron a buscar. Y lo lindo que le pareció su uniforme, en comparación a las
ropas viejas que usaba en su orfanato, y que eran prácticamente lo único que
tenia. Ahora ya tenia 18, y estaba cansada , no solo de usarlo, sino de vivir a
diario asi. Limpiando, arreglando, sirviendo.
-
Romina, veni ya mismo-
-
S-Si madam!
Paola se sorprendió, y rápidamente se
acerco a espiar. Una chica, aun novata, se acercaba temblorosa a la madam de la
casa. Lentamente y con miedo, levantaba su uniforme cerca de ella, y se
inclinaba. Paola sonrio sadicamente, le encantaba ver como castigaban a sus
compañeras. Mas cuando eran tan nuevas. Observo como Romina se retorcía ante el
dolor de la fusta, luchaba para mantener su posición y contar cada uno de los
azotes que le correspondían. Luego se retiro caminando incomoda y adolorida.
“Cuando son tan nuevitas como ella” – Penso paola. – Estan un rato largo
adoloridas.-
Paola se apresuro a terminar su tarea. Mas
alla de sus quejas, ella disfruta realizar su trabajo y servir a sus amos. No sabe por que, pero sencillamente le
resulta placentero. Su única queja es la
rutina. Pero sin embargo recuerda lo difícil que fue al principio. Recordo como
con el tiempo, aprendío a que lo mejor era ir obedientemente e inclinarse para
recibir sus castigos. Al principio era solo una niña latosa que corria por toda
la casa hasta que la atrapaban. Luego no se podía sentar de la cantidad de
nalgadas que le daba su amo. Con el tiempo prefirió 3 fustazos a anda a saber
cuantos chirlos. Hoy en dia, ya prácticamente no es castigada. Por orgullo, no
se permite fallar. Tiene una reputación, como la mejor maid de ellos. Y hasta
de vez en cuando, la encargan como supervisora de las otras. Ella supone
merecer tal privilegio, es la mejor. Pero cuando observa a sus compañeras,
retorcerse ante el dolor de la fusta, recuerda sus inicios y…. siente algo…
mágico? No lo entiende del todo, pero sin embargo, esas imágenes quedan frescas
e intactas durante la noche. Y son su mayor motivo de masturbación.
Aprovecho cuando termino de limpiar, y se
acerco a Romina, quien limpiaba los muebles cabisbaja.
-
Que paso romina?- Pregunto ella.
-
Nada…- Respondio .
-
Contame, podes confiar en mi recordas?-
Respondio paola.
Romina hizo un gesto débil, y se froto la
cola sobre su vestido.
-
Te duele?- Pregunto Paola.
-
No,- Respondio ella negando con la cabeza, luego
continuo limpiando.
-
Si queres te ayudo, asi no te castigan de
vuelta- aconsejo paola.
Romina la vio de reojo, suspiro, y luego asintió con la cabeza.
Limpiaron un poco juntas, y luego confeso: Nunca.... me sale hacer comida
decente. Siempre me ordenan cocinarle a nuestros amos , pero nunca….
-
Shhh…. Yo te enseño.- Respondio Paola.
Luego se dirigió a madam Stephanie. La
hermana menor, del señor de la casa, Alexander.
-
Señora, puedo ir y prepararle algo a usted junto
a Romina?
La señora, observo a Paola con
desconfianza. Luego le dio permiso.
Mientras Paola la ayudaba a cocinar, le
gustaba observar como Romina reflejaba que sus pompis, aun ardían debido al
castigo. Caminaba de forma incomoda, evitaba sentarse, y de vez en cuando se
frotaba poniendo un gesto de dolor. Recordaba con nostalgia como al principio
debía dormir de costado, para poder conciliar el sueño, y como a veces se
despertaba por un roce.
Esa misma noche, sus dedos visitaron su
vagina, y jugaron un largo rato en ella.
El tiempo transcurría, y Paola se volvia
mas adicta a ver el castigo de sus compañeras. Sin embargo, su deseo no podía
controlarse. Se excusaba diciendo, que al ser tan profesional , exigia la
perfeccion. Pero sin embargo, de vez en cuando, acusaba sus compañeras, solo
para poder disfrutar las deliciosas caras de dolor que ponían. De a poco fue
ganándose el odio de ellas, y comenzó a sentirse muy triste. Un dia, Madam
Stephanie se acerco.
-
Te estoy vigilando.-
-
Si señora.
-
Alexander te llamo para tener una charla
especial con vos.
-
Mi amo Alexander?
-
Si, asi que no te atrases. Quiero que termines
tus labores rápido y luego vallas con el.
Si bien, ellas eran encargadas de la casa,
casi no ingresaban a los lugares en donde se encontraban sus amos. Mas que nada
permanecían en su propio sector, limpiando, o preparando la cena. Si limpiaban
la casa o algún sector en donde solian permanecer sus amos, debían hacerlo
rápidamente, sin molestar a sus amos. Algunas se quedaban maravilladas frente a
las maravillas que poseían, y por eso sentían desafortunadamente la fusta. Es
sabido que MaxWell, el padre de Stephanie y Alexander, visita de vez en cuando
la mansión de sus hijos. Y se rumorea entre las maids, que se enfadaba mucho
cuando la mansión no se encontraba en condiciones. Por eso, madam Stephanie, es
tan estricta con ellas. Por que recibe la misma Educacion. Pero Alexander?
Paola recuerda cuando ella era una de las
pocas maids que estaban en la mansión. De vez en cuando, terminaba pataleando
sobre las piernas de su Amo Alexander. Y durante la noche lloraba intentando
dormirse y jurando nunca perdonarlo. Paradojico, ya que ahora extraña tanto
eso. Muy pocas veces lo vio, a ese hombre misterioso, y solo conoce de el, la
música de Piano que a veces se puede oir desde su habitación, cuando limpia los
pasillos. Ella se apresuro a terminar de limpiar y luego se acerco despacio,
hasta la sala de su señor.
El tocaba placido su piano, mientras
esperaba a que ella llegue. Cuando llego, golpeo 2 veces la puerta, hasta que
le permitieron entrar.
-
Buenas tardes señor, en que puedo ayudarlo?-
Pregunto ella con una reverencia.
-
Finalmente llegaste- Comento el señor
Alexander.- Stephanie me ha hablado mucho de usted.
Paola se sorprendió, pero no se animo a
preguntar por que.
-
Me comento, que sos muy perfeccionista. Y que
sos nuestra mejor maid. Que te caracterizas por ser muy servicial, y que todo
tu trabajo brilla por su excelencia.
Paola se sonrojo cabisbaja, pero luego el
continuo.
-
Sin embargo me comento 2 cosas, a pesar de que
siempre intentas ayudar a tus compañeras soles acusarlas. Y te encanta
presenciar sus castigos, no es asi? – Pregunto el.
Paralizada y llena de culpa, Paola no supo
que responder.
-
Sabias algo? El resto de las chicas manejan muy
bien la labor de limpiar la casa. Por otra Parte, Stephanie, dedica demasiado
tiempo a supervisar su labor. Mi padre suele quejarse de eso, y la ordena
estudiar siempre. Sin embargo Stephanie se queja, de que ella solo se encarga
de que la mansión este en condiciones para cuando el llegue. Es algo
paradójico. Ademas, nosotros necesitamos a alguien constante, que nos asista
constantemente, mientras nos dedicamos a nuestros estudios y obligaciones.
Paola continuo muda, y confusa. Parecia que
el había descubierto su secreto. Pero sin embargo…
-
Stephanie tiene mal temperamento ,y a veces se
desquita con ustedes. Pero también tiene mucha presión. Asi que tome una
decisión, y ella parece estar de acuerdo.- Comento el. Luego tomo una caja y se
la entrego.
Ella lo tomo confusa y al abrirlo encontró
un nuevo uniforme. A diferencia del que usaban las demás chicas, este tenia un
acabado hermoso, hecho con mucha precisión. La tela empleada era de buena
calidad pero… A diferencia de los otros, era de mangas cortas y su falda
terminaba por arriba de la rodilla.
-
Quiero que abandones ese antiguo uniforme, y
comienzes a utilizar ese. A partir de ahora, seras nuestra maid personal. Tu
trabajo será servirnos, y supervisar que las demás maids mantengan esta casa
perfecta. –
Un ascenso, es como un ascenso. Paola
sonrio para si misma orgullosa.
-
G- Gracias señor….
-
Ahora pongase su nuevo uniforme, y luego se
presenta con nosotros para recibir alguna orden.
Paola corrió a su habitación, el saber que
iba a poder estar cerca de su amo, sirviéndolo, la hacia muy feliz. Rapidamente
se quito ese uniforme viejo y percudido, y se puso felizmente el nuevo. Se
observo en el espejo, se sentía sexy, y especial. Corrio un poco apresurada, y
noto como ya no podía hacerlo. El anterior uniforme era muy largo, con mangas
largas incluso. En vez de un cofia, llevaba una boina. Ella solia protestar por
que en verano era en extremo caluroso.
Ahora su única obligación seria servir a sus amos, y encargarse de que el resto
de las chicas cumplan con sus obligaciones.Su nuevo delantal tenia volados, y
era hermoso. Hasta le daba cierta impresión mancharlo. Y tenia una bola al
final de este. Paola se retiro sintiéndose especial y feliz. Luego se acerco
humilde y sonrientemente a su amo.
-
Estoy lista- Comento encantada.
-
Por ahora, traeme un café, y luego repórtate con
Stephanie.
Paola lo hizo, y luego observo de reojo
como sus compañeras la observaban con desden. Debian continuar furiosas debido
a las veces que las acuso. Cuando se acerco a Stephanie para recibir una orden,
Stephanie puso un rostro de alivio.
-
La verdad, te encargas a la perfeccion de esto,
y se que vas a manejarlo mejor que yo.
-
Gracias Señora.
-
Pero sin embargo, quiero que la casa se mantenga
perfecta. Y el comportamiento de las otras maids también- Aclaro Stephanie.
Paola la miro confusa, y luego ella le
entrego su fusta.
-
Vas a utilizarla siempre que sea necesario.
-
S-Si Ama…
Comento suspirando. Mientras preparaba el
café, observaba la fusta triste. Ahora sus compañeras la odiarían mas. Ella
disfrutaba ver como las castigaban, pero recordaba lo mucho que odiaba los fustazos
de niña. Necesitaba sentir ese plcer, como si fuera una droga, y a veces se
obsesionaba tanto con eso que no podía pensar. Pero le era mas fácil observar
como su ama las castigaba, a tener que hacerlo ella.
En silencio, le sirvió el café a su amo y
luego se acerco, reunió al resto de las maids, y les comunico.
-
Chicas…- Dijo sintiéndose incomoda. – Fui
asignada como Maid personal de nuestros amos, y también, encargada de
supervisarlas. – Menciono. – Remplazare la labor de la Señora Stephanie. Lo
cual es bueno para nosotras, por que yo se mas de lo duro que es nuestro
trabajo no?- Comento sonriendo. Sin embargo el resto continuo seria. Se había
hecho la reputación de que Paola era además de una acusadora, una sadica.
-
Pero lamentablemente… Si su desempeño va mal-
Comento Paola, sacando su fusta. – La señora Stephanie me autorizo a
castigarlas.- Concluyo.
Todas permanecieron en silencio.- Continuen
con sus obligaciones.- Dijo y se retiro.
El dia continuo como si nada, y ella muy alegremente sirvió
a sus amos. Sin embargo, las chicas mostraban signos de rebeldía. Y muchas se
equivocaban. Paola, intento no justificar el nombre de sadica que le dieron.
Asi que intento ser paciente con todas. Sin embargo Stephanie noto claramente
la deficiencia con los días,y un dia los fustazos en su cola se hicieron
escuchar en toda la casa.
Paola continuo con sus labores, adolorida. Hace mucho que no
la castigaban. Y a pesar del morbo, la humillación la colmaba. Debido a su
vestido, para sus compañeras era obvio que la habían castigado , y entre ellas
solian murmurar. Paola enfadada protesto.
-
Ustedes 2! De que murmuran?
-
De nada!- Dijieron riéndose para sus adentros.
Furiosa dijo: Se inclinan y levantan sus
vestidos.
Por que!!?? Protestaron.
-
Asi aprenden a no faltarme el respeto, es
ridículo que me castiguen por su culpa.
Ambas tuvieron que acceder, y paola se
desquito dando fustazos. Stephanie la observo complacida.
Luego se sintió, aun mas culpable por eso.
Esa noche se masturbo pensando en los fustazos. Pero la duda la carcomía. Que
debía hacer? Ser sadica con ellas? Dejar que Stephanie siga castigándola y
luego aguantar la humillación? Todo se volvia un circo.
Al otro dia, continuo intentando servir a
sus amos, y supervisando al resto de las maids. En una ocasión, azoto a una que
se le revelaba. Pero no sin sentirse culpable. Hasta que de repente, mientras
preparaba un café a Alexander, Romina se le acerco sonrojada y muerta de miedo.
-
S-Señora…- Dijo preocupada.
Paola giro, y la observo. Romina continuaba
siendo la mas chica de ellas.
-
No me llames señora, sos mi amiga te acordas?-
Romina, cabisbaja, le mostro una prenda y
dijo: - Sigo dejando manchas… lo siento.
Paola la observo, suspirando. Y luego dijo:
Veni que te enseño a limpiar bien.
Romina asustada, inconcientemente se tapo
la cola. Pero ella le tomo una mano, y la llevo a donde se lavaba la ropa.
Luego pacientemente le explico, hasta que Romina aprendió. Y por eso… se le
enfrio el café, tardándose hora y media en prepararlo.
-
Alexander quiere que vallas a su habitación-
Dijo Seria Stephanie.
Genial… Si bien le excitaban los castigos,
y mas de la mano de su amo Alexander, la humillación posterior no. Y a su vez…
la hacia sentir que no cumplia correctamente con su deber. Paola fue cabisbaja
hasta la habitación. Mientras caminaba por el pasillo, escuchaba la música del
Piano.
Al llegar, golpeo la puerta. Y al fin la
dejaron entrar.
-
Paola, entra, sentate. – Dijo.
Ella hizo una reverencia y se sento.
-
Aun recuerdo cuando llegaste, eras una chiquilla
traviesa. Hacias todo mal, y había que perseguirte por toda la mansión para que
cumplas tu castigo. Luego estabas fastidiosa todo el dia.
Paola se sonrio.
-
Y eso era casi todos los días. Eras la mas
rebelde que todas. Y nunca me entendí por que.
Paola se sonrio, sabiendo bien el por que.
-
Y sin embargo ahora. La forma en como servis, lo
bien que haces tus labores. Tenes un desempeño perfecto. Y hasta Stephanie me
dijo, que siempre intentas ayudar a quienes lo necesitan no?
Paola asintió con la cabeza pero luego
escucho.
-
Pero sin embargo tenes problemas con la
disciplina a las chicas por lo que se.
-
Señor … lo siento… es que yo…
-
Raro, a pesar de lo mucho que te encantaba
espiarlas cuando eran castigadas.
Paola se quedo paralizada de vuelta.
-
Y a pesar de que la acusabas para poder ver como
la castigan.
Ella continuo en silencio.
-
Y luego de eso… estoy entendiendo, por que eras
tan rebelde.
Paola se puso roja como un tomate. Y luego
Alexander se paro y la tomo de la mano. Ella, acostumbrada a ser obediente, se
dejo llevar, y termino en sus rodillas.
-
Hace cuanto que no estas en esta posición?
-
6 años señor…-
El hombre comenzó a azotarla suavemente.
Y alternando con suaves y deliciosas
caricias por debajo de su vestido. Paola intento permanecer inmóvil, pero fue
imposible no mostrar rastros de su excitación.
-
Esto se va a volver, parte de tus obligaciones y
servicios esta claro?
-
Si mi señor…- Contesto Paola, siendo llevada por
el placer.
El levanto su corto vestido, y bajo su
bombacha, azotándola vigorosamente, acariciándola para reducir el dolor, y
luego tocándola íntimamente.
-
Y se que es un servicio que te encanta cumplir
no es asi?
-
Si amo.
Su cuerpo comenzó a retorcerse, pero esta
vez no por el dolor, sino por el placer. El placer opaco al dolor, y las
piernas de su amo se convirtieron en el cetro de la sumisión. Continuaron asi,
vigorosamente, hasta que con el tiempo, los azotes se volvieron constantes.
Paola comenzó a sentirlos caer fuertemente, hasta que el dolor se volvió
intento. Pero dolor y placer eran lo mismo en ese momento. Y de vez en cuando,
el la acariciaba, suavemente, haciendo que su piel ardiente se regocije. El
ritual se repitió varias veces hasta que el la levanto, y la sento en sus
piernas. Ella sintió su cola arder, mientras su señor cubria su boca con un
delicioso beso. Paola continuo disfrutando de su pequeño juego y al final se
retiraron.
-
Recuerda, esto también será parte de tus
obligaciones y servicios esta claro?
-
Si mi señor.
-
Y por cierto…. Aca tenes unas mallas. Asi no
pasaras vergüenza por haber sido azotada frente a tus compañeras.
Paola las observo agradecida.
-
Gracias…
-
Sin embargo, cuando sea necesario un castigo,
será con la fusta, y no podras usarlas.
-
…Si amo.
Paola luego de eso, se sintió muchísimo mas
feliz. Sirvio a sus amos con alegría, y pudo ser mucho mas justa con sus
compañeras.
De vez en cuando, las ayudaba cuando era
necesario, e incluso sabia impartir respeto castigando la rebeldía. Al punto
tal que incluso, sus compañeras, que tenían buen comportamiento y eran ayudadas
por Paola, la defendían, diciendo que ella además de servir a los Amos, además
las ayudaba como si fuera otra de las maid. Y que eso la hacia mucho mejor que
Stephanie. Quienes trataban con paola, sabían que debían respetarla, y
obedecían. Paola utilizaba la fusta siempre que era necesario, y al menos 3
vveces a la semana, tenia un momento, de servicio especial, para su Amo.